5 focos rojos de adicción que puedes notar en tus hijos adolescentes

Es sumamente alarmante pensar en que nuestra hija o hijo están consumiendo drogas, y no siempre es fácil reconocer las pistas, incluso aunque esto pase dentro de nuestra propia casa.

Dependiendo del contexto del que venimos, es más o menos probable que conozcamos a alguien que sufre de adicción. Amigos, familiares o parejas, si hemos tenido que atravesar por la experiencia de acompañar a alguien que sufre dependencia de una o más sustancias, sabemos lo difícil, triste y desgarrador que puede ser. Es normal sentir miedo de que tu hijo o hija atraviese algo similar. Querer evitarlo es querer ayudar.

La baja autoestima, los círculos sociales, la predisposición genética o la depresión son algunos de los motivos que pueden estar generando una adicción en tu hija o hijo, como ya abordó Tania Langarica en un artículo previo: ¿Mi hijo adolescente consume drogas? Cuatro motivos y sus soluciones para prevenir la adicción.  Es importante estar consciente de estas motivaciones para poder hacerles frente y “no hacerte de la vista gorda” frente a los problemas que ellos estén atravesando.

Si sientes preocupación porque tu hija o hijo esté comenzando a formarse un hábito adictivo, no estás solo. Es un tema delicado, y el antagonizar a tu hijo por su consumo difícilmente cambiará su mentalidad. El sitio estadounidense MedLinePlus ofrece una lista de recomendaciones para abordar el tema. Prepárate para tener más de un diálogo honesto y firme sobre el tema, pero también poder ofrecer ayuda y soluciones.

Ante cualquier sospecha, lo más importante es hablar con tu hija o con tu hijo de una forma en que no se le imponga un estrés necesario. Por ahora, aquí acotaremos cinco señales que pueden ser causa de una adicción temprana en su vida adolescente.

1. Cambios de humor

Si bien hay adolescentes que serán más introvertidos que otros, cuando un adolescente que antes era muy expresivo comienza a pasar más tiempo a solas, puede ser un indicador de uso de sustancias. Igualmente, si un adolescente introvertido comienza a aislarse más de lo habitual, debemos prestar atención. Por otro lado, una actitud inusualmente energética, un cambio en sus hábitos alimenticios (apetito nulo, apetito desmedido) pueden ser también indicadores de que algo extraño está pasando.

Una aclaración necesaria que hace el centro de rehabilitación The Recovery Village sobre esto: “Hay que recordar que muchas de las conductas asociadas al uso de sustancias […] pueden ser parte del mismo proceso de atravesar la adolescencia”. Sin embargo, ciertos cambios en el humor de nuestros hijos que pueden ser parte de la adolescencia pueden también ser indicadores de otros problemas, relacionados o no a las drogas. Si notas a tu adolescente con humor deprimido, consulta nuestro artículo ¿Cuándo sí y cuándo no es necesario llevar a mis hijos a terapia?

2. Cambios de hábitos

Los hábitos que nuestras hijas e hijos desarrollan llegada la pubertad pueden diferir de aquellos que llevaban antes. Es posible que pierdan el interés en un cierto deporte, en un cierto tema o que comiencen a vestirse de formas nuevas y diferentes. Sin embargo, estos intereses usualmente son reemplazados por otros nuevos durante el proceso de crecimiento.

Si estos intereses simplemente se pierden, o si eran intereses que ya habían desarrollado después de iniciada la adolescencia, esto puede indicar que hay algo ocurriendo. De la misma forma, el centro Rosecrance apunta que un cambio en un grupo de amigos, o el distanciamiento de un amigo cercano en específico, pueden ser indicadores de uso de sustancias.

Dentro de los cambios de hábitos más preocupantes podemos contar las tendencias a escabullirse por las noches o a regresar inusualmente tarde a casa. Saleema Noon, una educadora especializada en apoyar a adolescentes y pre-adolescentes, escribe que escaparse, más allá de ser una forma de rebelarse en un espacio más propio, “puede ser extremadamente peligroso y un catalizador para involucrarse en ilícitos”.

3. Aspecto físico

Quizás uno de los indicadores más claros del uso de sustancias son aquellos rasgos físicos que, por la misma naturaleza de las sustancias, se evidencian en el cuerpo. Los ojos rojos son un lugar común para hacer bromas respecto al consumo de la marihuana, pero es verdad que uno de los efectos secundarios de la “mota” es el enrojecimiento de los ojos.

Cada droga, sin embargo, generara cambios visibles distintos, y en esta lista compilada por Drugfree y el centro Rosecrance, aparecen los más comunes:

1.- Dilatación en las pupilas
2.- Marcas de inyecciones en los brazos o piernas (o uso de playeras de manga larga   incluso durante días acalorados)
3.- Enrojecimiento de ojos
4.- Olor a humo u otros olores inusuales en la ropa o el aliento
5.- Quemaduras o ceniza en los dedos o labios
6.- Falta de higiene

4. Cambios en casa

La convivencia familiar nos puede dar grandes pistas sobre los hábitos de nuestros hijos e hijas. De entrada, es importante tener siempre una comunicación saludable que nos permita tratar temas complejos como el consumo de drogas. Sin embargo, esto puede ser más difícil durante la adolescencia.

La falta de comunicación puede deberse a distintas causas, desde el ambiente familiar hasta la depresión o el uso de sustancias. Por eso, es importante saber reconocer los indicios de uso de drogas, incluso cuando hay una comunicación inefectiva.

Un claro indicador sería, como escribe The Recovery Village, que las botellas de licor que hay en la casa se encuentren más vacías de como las habíamos dejado. Encontrarnos con recipientes desconocidos, bolsitas de plástico que no reconocemos u otras parafernalias (hay que saber, por ejemplo, cómo se ve una pipa), es un indicio claro de que hay algo ocurriendo.

5. Rendimiento académico

Un punto en el que coinciden las fuentes citadas para este texto es la incidencia negativa que el uso de sustancias tiene sobre el rendimiento académico de nuestros hijos. Como propone Mainor Quesada Mora en su investigación Influencia del consumo de drogas en el rendimiento académico:

“La relación que existe entre el consumo de drogas como la marihuana y el alcohol y el rendimiento académico es alta, debido a que se puede observar la influencia negativa que genera el consumo en los resultados académicos de los estudiantes”.

No solo se debe esto al tiempo mal empleado fuera de clase, sino también a los efectos sobre el cerebro que producen estas sustancias. Gladys Torres y Fabián Fiestas apuntan en Efectos de la marihuana en la cognición: una revisión desde la perspectiva neurobiológica que “los cannabinoides, la sustancia activa de la marihuana, impactan negativamente en la memoria a corto plazo, memoria de trabajo, y la toma de decisiones”.

Si observamos que nuestra hija o hijo comienza a fallar en su rendimiento académico, recibimos notificaciones de mala conducta o ausencias desconocidas para nosotros por parte de la escuela, debemos prestar atención.

La mejor forma de prevenir la adicción será siempre la prevención. Si no lo has leído, nuestro artículo sobre cómo preparar a tu adolescente para la presión social puede ayudar mucho a que tu hijo o hija atraviese una de las situaciones más complicadas en su desarrollo: decirle no a sus amigos.

Adicionalmente, recomendamos leer el sitio de MedLinePlus para encontrar herramientas que le ayuden a entablar conversaciones saludables con sus hijos respecto al uso de sustancias. Y recuerda, en caso de que la situación se torne grave, busca siempre la ayuda de profesionales.

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