Niños seguros sí, narcisistas no. Tips para una crianza sana y efectiva 

¿Es posible que mi hijo se convierta en un narcisista? Aquí te contamos lo que tienes que saber para prevenir que una tendencia se convierta en una patología. 

Mi madre me decía narcisa cuando me encontraba viéndome al espejo y, ahora que hago memoria, el mito de Narciso fue uno de los que primeros aprendí. Ya conoces el cuento: era un joven que se sentía tan hermoso que se enamoró de su imagen reflejada en un profundo estanque; al querer alcanzarla cayó al agua y se ahogó.

La condición egocéntrica del narcisismo, sin embargo, es sólo una de las características que conforman a una persona con ese trastorno. En realidad, esta patología es sumamente compleja. 

Llama la atención que en varias investigaciones, los especialistas se dirigen al lector como si estuviera muy al tanto de lo que significa. Y sí, en cierta medida todos tenemos algo de narcisistas: es normal y hasta recomendable tener una buena valoración personal o incluso un Yo grandioso que nos lleve, en ocasiones, a querer ser el centro de atención. Pero el narcisismo patológico es completamente otra cosa.  

Para entender cómo opera, habríamos de haber leído mucho al respecto o vivido algún episodio con alguna persona que padezca este trastorno. 

Encontrarse frente a frente con un o una narcisista puede tratarse de una verdadera pesadilla, sobre todo cuando estas personas forman parte cercana de tu vida.

¿Cómo saber si tu hijo es narcisista (o si tú lo eres)?

  1. Necesidad de sentirse superior o ser admirado
  2. Nula tolerancia a la frustración
  3. Complacientes con los demás
  4. Extrovertidos
  5. Agresivos o manipuladores para conseguir lo que desean
  6. Necesidad de ser el centro de atención
  7. En el fondo, poca valoración propia, autoestima o autoconocimiento 
  8. Mucha competitividad en relación a conseguir algo, no aprender o experimentar en el 
  9. proceso
  10. Nula muestra de empatía o escucha a los demás
  11. Mitomanía

Tienes que saber que el trastorno se desarrolla hasta después de los siete años de edad, según la revista FAROS del hospital Sant Joan de Déu en Barcelona. El tema es delicado pues el trastorno termina de formarse para los niños con esta tendencia a través del tipo de socialización o crianza que los padres les otorgan.

Los extremos en la educación del niño o la niña, para ser más precisos, son los que empujan una respuesta patológica narcisista y con ello nos referimos, por un lado, al exceso de refuerzos fantásticos y por otro, a la ausencia de cariño y el sobrecontrol.

Por lo tanto, a grandes rasgos, hablamos de dos focos rojos: cuando somos en extremo complacientes con las capacidades de nuestros hijos y cuando somos indiferentes a sus logros o somos sobre controladores con ellos. 

Antes de apuntar hacia algunas vías para prevenir una enfermedad de este tipo o para neutralizarla cuando ya esté consolidada, sin prescindir del apoyo psicológico de un especialista, queremos acercar esta definición para identificar al niño que padece esto del que no:

Según la investigación La psicoterapia en niños con patología narcisista de Paulina F. Kernberg, “estos niños no tienen la capacidad de sublimación que tiene el niño normal. Un chico con narcisismo normal que saca la mejor nota en el colegio, está contento y feliz con esto y eso lo estimula a hacer más. En cambio, muchos de los niños con el padecimiento, tienen un coeficiente de inteligencia bastante alto, pueden ser el primero de la clase, pero ellos, si son los primeros de la clase, es porque eso les permite ser el centro de atención, ellos no están interesados por aprender, comprender, y realizarse, sino que eso es una excusa para llamar la atención de los otros.”

¿Qué puedo hacer para evitar que mi hijo padezca trastorno narcisista?

Refuerzos no complacientes

La autoestima o el autoconcepto de los niños sí puede ser promovido por los padres sin que estos se alejen de la realidad. En ocasiones podemos tender a exaltar sus cualidades como si fueran descomunales o estuvieran aparte del promedio y esto puede ser contraproducente para la consolidación de la tendencia narcisista.

Si quieres retribuir el esfuerzo de tu hija o hijo al portarse bien o sacar buenas calificaciones, mejor diles que aprecias mucho lo que hacen y que les quieres mucho, en vez de decirles que son muy especiales o superiores a otros niños. 

Esto con la intención de que lo que busquen al hacer una buena acción no sea el reconocimiento o validación, sino su experiencia y crecimiento personal, lo cual no hará variar el hecho de tu afecto o la cantidad de tu amor por ellos.

No favorecer las rabietas 

Como señala Lourdes Madero en su estudio El papel de los valores y los vínculos parentales y su relación con la personalidad narcisista para la Universidad Pontificia Madrid, el hecho de que el niño o adolescente tiene poca o nula tolerancia a la frustración se trata de una tendencia narcisista. Por ello, a pesar de que la escucha activa a sus problemas siempre será necesaria de parte de los padres, habrá que distinguir entre este acto y la complacencia a las rabietas. 

La rebeldía también es una característica normal en el desarrollo de los niños, pero esto no debe ser un sinónimo de que consiga mediante el berrinche lo que quiere. Debemos promover que nuestra hija o hijo asuma la visión de los demás y no crezca convencido de una falsa perfección que lo exhiba de ser introspectivo con sus problemas o aquello que lo lleva a la molestia o la violencia.

Ponle atención para que no la tenga que mendigar luego

Uno de los detonantes más importantes de las tendencias narcisistas es la falta de atención y cariño. Los comportamientos desmedidos de mentiras o chantajes emocionales se desarrollan en la búsqueda de aprobación e interés. 

Un buen balance de atención, cuidado y límites favorecerá a que el niño se autovalore y no necesite llamar la atención a través de comportamientos que complazcan a alguno de los padres o mentiras que generan una falsa imagen de ellos mismos para los otros y para él/ella mismo. 

Los especialistas pueden referirse al origen de este trastorno como inadecuaciones en la dinámica familiar. El equilibrio entre factores como el afecto, el reconocimiento y los límites a la hora de la crianza es en suma difícil de conseguir, pero el intento constante de mejor la situación y el sano desarrollo de nuestros hijos y la búsqueda de apoyo de parte de un especialista podrá resolver esta situación antes de agravarse pasando los años de adolescencia. 

Sabemos que puede ser una situación muy desgastante porque el trastorno narcisista genera muchos problemas subsecuentes como lo son otras tendencias adictivas, pero no te encuentras sola/o, un siglo ha pasado desde que esta patología fue identificada. 

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