Las “burbujas de aprendizaje”, son reuniones presenciales en donde los niños abordan las clases en línea con un asesor que se encuentra de forma física. Posiblemente en tu escuela ya estén organizando también esta solución alterna.
Falta de interacción con otros niños. Escaso tiempo de calidad debido a los empleos de los padres. Poca atención personalizada de un tutor. Tales son algunas de las inquietudes en común de los padres de familia alrededor del mundo ante la extensión de las clases virtuales de sus hijos por la pandemia de COVID-19.
Durante el confinamiento, varios padres en la Unión Americana encontraron la mejor solución en las “burbujas de aprendizaje”, según un reportaje de la cadena Telemundo. Se trata de reuniones que se hacen entre un número reducido de niños (algunos señalan que máximo nueve; otros son más permisivos) en donde abordan las clases en línea con un asesor que se encuentra de forma física.
Estados Unidos no fue el primer país en poner bajo la lupa este nuevo concepto. El primero en innovarlo fue Nueva Zelanda, según el medio Stuff. Por cierto, ese país se ha ganado la admiración del mundo al ser reconocido como una de las naciones que mejor ha gestionado la lucha contra la pandemia por COVID-19.
La BBC relató en una nota cómo durante mayo del año pasado, Nueva Zelanda puso en práctica las “burbujas sociales”. Su objetivo era aumentar el contacto social entre miembros de la comunidad. Había algunos inconvenientes: con la puesta en marcha de este proyecto se tenían que cumplir forzosamente dos reglas: pertenecer únicamente a una burbuja social —es decir, no asistir a otras burbujas— y que todos sus miembros pertenecieran a la misma comunidad.
Este término fue adaptado a las necesidades educativas en España, así lo reportó el medio SerPadre. En ese país, las autoridades dieron el visto bueno a este tipo de “grupos burbuja”. Durante septiembre de 2020, invitaron a los padres a ponerse de acuerdo para poder crear grupos de 15 a 20 niños. Las condiciones era que no tuvieran ningún otro contacto externo, que las familias respetaran las medidas sanitarias y que hubiera buen comportamiento.
Se supone que con estas medidas la asistencia de los niños a distritos centros educativos no sería tan incómoda, pues no tendrían que usar cubrebocas o mantener una gran distancia entre sí.
Las “burbujas de aprendizaje” han sido una idea bien recibida por parte de los profesionales de la salud mental en todo el mundo. Detrás de esto está el hecho de que trastornos como la ansiedad y la depresión se dispararon durante el último año en todo el mundo y no sólo afectaron a adultos, sino también a niños y adolescentes quienes por causa del confinamiento han pausado sus actividades de convivencia con compañeros, vecinos y amigos.
¿Y en México cuál es el estatus ante este tipo de medidas?
Las autoridades educativas del país han mencionado que los colegios deben de seguir las reglas de su estado y el semáforo epidemiológico para poder regresar a clases. Ante estas indicaciones, el estado de Jalisco decidió arrancar con los grupos de seguimiento académico a partir de los primeros dìas de marzo. El objetivo era apoyar a los estudiantes que han tenido dificultades en su aprendizaje a distancia. Hasta la fecha, el medio El Informador menciona a través de una nota que esta medida ha ayudado a más de 160 mil alumnos de educación básica.
A pesar de estas acciones, tenemos que entender que el panorama educativo no es el más brillante para ese estado ni para el resto del país. Para empezar, la infraestructura sanitaria de diversas escuelas es muy deficiente. Durante agosto del año pasado, el coordinador del programa “Educación” de la organización México Evalúa, Marco Fernández, mencionó en una entrevista para Obras de Grupo Expansión que la crisis sanitaria agravó los problemas que ya venía arrastrando el sistema de educación, como lo es el abasto de agua potable. Explicó que el 20% de las escuelas de educación básica no cuentan con agua, al 32% le llega sólo dos veces por semana y un 23% de institutos educativos reportaron que cuando tienen agua es porque lo tienen en contenedores.
El estado actual de la sanidad en la educación es una preocupación de los padres de familia de toda la república. Algunos de ellos explicaron para Pie de Página que son testigos de las afectaciones emocionales que han tenido sus hijos e hijas debido al confinamiento. Muchas madres o padres de familia han tenido que afrontar la imposibilidad de apoyar en casa a sus hijos con los contenidos académicos.
Según este mismo artículo, publicado a inicios de marzo, en Puebla algunos padres decidieron adaptar sus jardines, salones o patios para recrear el espacio educativo a sus hijos que dejaron de asistir debido a la pandemia. Así nacieron las escuelas alternativas o escuelas burbuja. Daniela Blanco, psicóloga y docente que da servicio en este tipo de espacios aseguró que es de vital importancia reconocer que somos seres sociales y que el encierro ha afectado demasiado al crecimiento emocional, es por eso que, según su visión, estos espacios cobran aún más sentido.
Esta iniciativa fue llevada a cabo por algunas madres de familia, quienes han acudido con maestras para contratarlas de manera particular. Cada escuela burbuja tiene la libertad de definir sus propios contenidos, horarios, número de estudiantes, sus edades y el nivel escolar que dará. No cuentan con validez oficial y no otorgan ningún documento, pero se han vuelto un salvavidas para aquellos padres que buscan que su hijo tenga interacción con otros menores o para aquellos cuyas labores no permiten atender de tiempo completo a su hijo.
Un medio del norte del país, Tijuanotas, ha publicado en uno de sus artículos una supuesta declaración de una persona que es propietaria de una escuela particular. En ella, la entrevistada acepta que ha tenido que activar este tipo de grupos de estudio en la clandestinidad para evitar el cierre de su negocio y para apoyar a los padres de los alumnos, cada uno de los grupos es presidido por una maestra y máximo cuenta con 10 alumnos.
Sea en la clandestinidad o no, varios padres de familia han optado por apegarse a este modelo de educación por el bien de sus hijos y por el de su vida laboral. El punto clave de cada uno de estos grupos es el respeto de las medidas higiénicas y la “fidelidad” que le tengan a su burbuja de aprendizaje, ya que, queramos o no, seguimos en serio peligro de infectarnos si empezamos a abrir nuestros círculo social a niveles que antes nos parecían normales.