Consejos de un matemático que te ayudarán a que a tu hijo le gusten las matemáticas

¿Por qué esta materia es comúnmente temida, rechazada u odiada por las niñas y los niños? Entrevistamos a un matemático que nos enseñó a amar la ciencia de los números y las magnitudes.

“Un experto es una persona que ha cometido todos
los errores que se pueden cometer en un determinado campo. ”

Niels Bohr

Quizá yo aún no aprendía a hacer operaciones matemáticas pero ya creía que eran muy difíciles. Hago esta reflexión a la par de que entrevisté a un matemático para que habláramos de por qué esta ciencia es tan mal querida. Reconozco que mi historia personal no se trata de una excepción, pues diversos estudios sobre la enseñanza de las matemáticas abordan cómo es que la relación emocional y las creencias previas que tenemos sobre ellas, repercuten directamente en cómo las aprendemos. 

Con esto quiero decir, que la predisposición que tienen las niñas y los niños hacia esta área de estudio es afectada por cómo la juzgamos socialmente, anticipando para las infancias que la matemática es “complicada, aburrida y difícil de aprender”, describe Oswaldo Martínez Padrón para la Revista Venezolana de Educación

Como resultado de esto, tenemos infancias que incorporan las matemáticas en sus vidas, en el mejor de los casos, únicamente desde la obligación. 

«El hecho de que alguien se interese por las matemáticas, tiene que ver más con la confianza que pueda desarrollar al practicarlas, que con la habilidad», nos compartió en entrevista Vicente Morales, doctor en Ciencias por el Centro de Investigación de Estudios Avanzados del IPN. 

Como escribe Martínez Padrón en su artículo Las creencias en la educación matemática: «Puede observarse que las creencias se comportan como principios rectores de las acciones de los sujetos y suelen estar conectadas con sentimientos, emociones y actitudes hacia una matemática. Tanto estos como otros factores del dominio afectivo deben ser considerados en todas sus dimensiones, sobre todo cuando se quiere que la matemática resulte interesante, agradable y placentera».

De aquí que desarrolláramos las siguientes preguntas, todas con el fin de acercarnos a entender cómo es que la experiencia de las matemáticas puede ser otra, aún cuando la sociedad y la manera en la que las hemos aprendido apunta a creencias negativas sobre ellas. 

Por medio de la voz y experiencia de Vicente Morales, doctor e ingeniero físico industrial que ha desarrollado investigaciones sobre métodos matemáticos, te decimos cómo puedes ayudarle a tu hija o hijo a que se interese por las matemáticas, y aún mejor, a que las disfrute:

¿Qué fue lo que para ti detonó el gusto por las matemáticas?

Vicente Morales: Fue la confianza. Aunque no pretendo que sea una generalidad, sí encuentro que cuando te sientes confiado hacia un tema, tienes más afinidad hacia ello y te sientes motivado o más dispuesto para desarrollarte ahí y seguir aprendiendo. 

Es lo mismo que pasa con el fútbol: cuando un niño empieza a ser reconocido por jugar bien fútbol, mete un gol o recibe un cumplido, se siente en la confianza de continuar haciéndolo.

Los pequeños triunfos en las matemáticas también existen, y podemos contribuir a que sean lo suficientemente significativos para que la niña o el niño sigan intentando sabiendo que fallarán muchas veces y no pasa nada.

Es importante no arrebatarle la confianza a los niños con comentarios acerca de lo difícil que se va a poner la matemática con el tiempo. Al contrario, habrá que alentar su convicción porque una vez que el niño incorpora la idea de que no le gustan las matemáticas ya es extremadamente difícil cambiarlo. 

En la literatura o en las caricaturas, por ejemplo, está muy explorado este elemento de la confianza como a partir de estos episodios en los que un placebo funge como tal: la gorra, la patineta o la estampa de la suerte que les ayudará a tener éxito en la tarea que se estén proponiendo, cuando en realidad se trata de que crean en sí mismos.

¿Cómo crees que debería de ser el primer acercamiento de una niña o un niño a las matemáticas? 

Vicente Morales: Antes que nada, tendríamos que motivar que el alumno se pregunte a sí mismo para qué le sirve “operar” o sumar, y dejarle indagar con sus propias respuestas. La intención es que esté consciente de que el pensamiento matemático es necesario en un primer momento para relacionar cosas, por ejemplo. Y aunque esto es algo que hacemos diariamente, dominar el lenguaje de las matemáticas nos ayudará tanto a expresar como a desarrollar esas relaciones.

Aunque solemos empezar por el lado operativo de las matemáticas, un mejor intento sería  enseñar a construir conceptos. Es decir, a imaginar o abstraer los números. Esto se logra con ejercicios en los que el propio niño identifica qué tienen en común dos a más grupos de objetos, desde los cuales nos proponemos que abstraiga la cantidad. La intención es que el niño empiece por ubicar la idea de conjuntar dos, tres o cuatro cosas, por lo que presentarle los números será más afortunado después. 

Sin duda, una gran forma de acercar las matemáticas a la niña o niño, será que hagamos de lo operativo algo práctico. Esto puede ser como disfrazar las matemáticas de una actividad práctica como construir un objeto, pues esto se vuelve una respuesta acerca de para qué estudian lo que están estudiando. 

Hay que recordarle a los maestros que el esfuerzo debe empezar por ayudarles a entender la utilidad de las matemáticas, para que sea efectivo ese primer acercamiento de los alumnos. 

Si mi hijo me pregunta para qué son útiles las matemáticas, ¿qué le puedo decir?

Vicente Morales: Podemos postular dos planos: la principal ventaja de usar el pensamiento matemático es que te permite ejecutar ideas y relaciones. Las matemáticas modernas están construidas en términos de conjuntos y relaciones entre los conjuntos. Cada uno de nosotros hace relaciones entre las cosas, es decir, juntamos objetos y los relacionamos.

En segundo plano, podemos decirles que saber matemáticas les permitirá tomar mejores decisiones tanto prácticas como profesionales porque nos hace capaces de pasar más fácilmente por cualquier proceso.

Podemos decidir con más precisión si cuantificamos cosas y tomamos esas cantidades para comparar beneficios, como acostumbran los economistas, por ejemplo. Aunque parecerían temas avanzados, se trata sólo de afinar nuestra tendencia común a encontrar los beneficios, utilidades o perjuicios de las cosas que hacemos. Pongo estos dos ejemplos puntuales, pero en realidad, las matemáticas pueden expresarse útilmente en muchas cosas de la vida diaria, sólo hay que saber acomodarlas. 

¿Qué barreras observas en la enseñanza de las matemáticas? 

Vicente Morales: El hecho de verlas como algo “muy difícil de  aprender o inteligir”, porque nos han dicho eso toda la vida. Y esta idea negativa origina muchas otras barreras como el hecho de acostumbrarnos a memorizar o repetir operaciones para salir del apuro, en vez de entenderlas o abstraerlas. Como decíamos, construir el propio conocimiento es un paso interno aunque pueda coincidir con las respuestas de los demás. Pero si no aprendemos a imaginar y abstraer desde temprano, el problema es que cuando nos enfrentamos a cambios en el lenguaje matemático o conocemos un sistema diferente al numérico, como es el caso del algebra o aprender otro idioma, los estudiantes se ven muy dificultados a incorporarlo. Así se trate sólo de cambiar números por letras.

¿Qué le sugerirías a los maestros de estudiantes que rechazan las matemáticas? 

Vicente Morales: Que promuevan que el niño relacione las matemáticas más con la imaginación que con los números. Proponerles ejercicios guiados en los que se pongan a dibujar en una hoja en blanco qué se imaginan cuando les contamos una historia o cuando les describimos un objeto que no conocen o no saben qué es, y ver cómo lo resuelven. Es decir, ayudarles a que su idea de las matemáticas tenga que ver más con la resolución e imaginación de conceptos, y menos con reproducir recuerdos o ejercitar la memoria. 

Esta puede ser una buena aproximación para cambiar el estigma que tienen de las matemáticas a la vez de un ejercicio de lo que nos importa más, que es la imaginación. Y con ello estarán preparándose para cuando tengan que abstraer conceptos. 

Se trata de que con estos ejercicios no se les exija una única forma de respuesta, sino que sea un reto creativo de poder imaginar algo un poco novedoso, pues aunque muchas veces partan de los objetos que ya conocen, tendrán que crear su propia visión.

¿Qué le sugerirías a los padres de los niños que no tienen afición por las matemáticas? 

Vicente Morales: Que les acompañen en su proceso de construir conceptos, no presionándolos ni favoreciendo la idea de que es muy difícil resolver un problema matemático. Igualmente relevante será no apuntalar sus desaciertos en las matemáticas y que los ratos de ocio que pasan juntos no sean retadores. Es decir, que en su espacio fuera de la escuela, promuevan una buena relación con las matemáticas, incentivándolos a verlas también como una herramienta de la imaginación.

A partir de todo lo anterior, nos queda concluir y resaltar que, no existe una dificultad inherente a las matemáticas, pues se trata de la historia de cada persona que las estudia el hecho de que se vuelva o no difícil. El consejo que debemos procurar desde hoy es que nosotros mismos, como padres o maestros, soltemos la idea de que a pocos niños se les dan las matemáticas, sólo por el hecho de que así lo creímos en nuestra propia infancia. 

Para el beneficio de tus hijos y su desarrollo en esta área del conocimiento, es momento de cambiar el fenómeno: alguien que sabe matemáticas no es una calculadora andando, sino una persona que pone constantemente en práctica su imaginación.

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