¿Qué puedo hacer para que mi depresión no interfiera con la crianza de mis hijos?

Vivir con depresión es difícil, y la angustia puede crecer si sentimos que las personas que están a nuestro cargo pueden resultar afectadas. Si tienes esta preocupación, te invitamos a reflexionar sobre qué pasos tomar para que tu familia esté bien, pero más importante, para que tú lo estés.

Al leer este artículo me gustaría que supieras que todo va a estar bien, que esta información te puede ayudar a encontrar soluciones y que no estás sola o solo. Al final del artículo encontrarás números a los que puedes llamar en caso de emergencia; sin embargo, es importante que estés en contacto con tu médico de confianza. 

Danielle Braff, colaboradora del Huffington Post, menciona que cuando vivió depresión sentía que cumplir con sus responsabilidades maternales era agotador. No era que no quisiera a su familia, simplemente no podía levantarse de la cama; nada le causaba satisfacción, entonces sobrevino la culpa de no poder estar ahí para sus hijas, de no poder dejar de llorar:

“Cuando tienes que cuidar a otra persona a tiempo completo es difícil encontrar un hueco para permitirte algo tan básico como ir a la peluquería o darte una ducha. ¿Cómo vas a encontrar así el tiempo y la energía para buscarle solución a tu salud mental?”, escribe la periodista. Agendó una cita con un psicólogo y eventualmente recuperó las ganas de preparar la cena. Aunque todavía tiene días malos y teme una recaída, ha podido reconectarse con ella misma y sus hijas.

Lo mejor para comenzar es saber que lidiar con un trastorno psicológico no te hace una mala madre o un mal padre

Muchas veces nos bombardean con ideas erróneas que pueden agravar este problema, por ejemplo: que tus hijos son suficiente motivación para salir de la depresión, que no tienes el tiempo o el derecho a deprimirte si cuidas de alguien más, que deprimirse es no querer a tu familia, que ser madre o padre inmediatamente te hará feliz, etc. Sin embargo, somos seres humanos, tenemos la posibilidad de pasar por momentos difíciles, pero también la capacidad de mejorar.

Sé honesto contigo mismo

El paso más relevante para atender tanto tu salud mental como el terreno de parentalidad, es reconocer que algo te está afectando, pues al admitir que existe un problema se puede empezar a remediar. Después viene el diagnóstico de un especialista en salud psicológica y poner manos a la obra en un tratamiento adecuado y personalizado. De manera que además de comenzar a sentirte bien contigo misma/o, generes un buen impacto en las personas a tu alrededor.

Identifica los síntomas y acude al diagnóstico

Según el National Institute of Mental Health, los síntomas más comunes de la depresión clínica son: sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad, “vacío”, desesperanza, pesimismo, irritabilidad, frustración, intranquilidad, culpabilidad, inutilidad o impotencia; pérdida de interés, apetito o energía; dificultad para concentrarse, recordar, tomar decisiones, dormir o despertarse; así como factores como dolores de cabeza o problemas digestivos que no tienen una aparente fuente física. 

Según la Administración de Servicios de Abuso de Sustancias y Salud Mental de Estados Unidos, otro de los riesgos más comunes es mantener la depresión en secreto, precisamente porque se piensa que de ese modo no afectará a las/os demás. Esto, sin embargo, podría hacer más grandes los sentimientos de soledad, desesperanza y culpabilidad, así que será bueno expresarlo y enfrentarlo. 

Recuerda que no hay que tenerle miedo ni al diagnóstico ni al tratamiento, éstos existen para ayudarnos a salir adelante. Igualmente, si sientes que tu depresión ya ha permeado la vida de tus hijas o hijos, puedes ofrecerles asistir a terapia particular, o familiar.

Reconoce los riesgos de postergarlo

 Max Figueroa, jefe del servicio de psiquiatría del Hospital Nacional de Niños (HNN) descubrió que si bien la depresión es causada por varios factores, hay propensión a la herencia de este trastorno. Es decir, que por genética, pero también por imitación, los hijos de madres o padres con depresión tienden a sufrirla. Sea porque mimetizan tu estado de ánimo, o en algunos casos, porque llegan a ser víctimas de maltratos (físicos y emocionales) tanto como receptores de mensajes negativos como “la vida no vale la pena”.

Apóyate en una rutina

Debido a que ellos esperan tus lecciones de vida, es bueno que existan hábitos y responsabilidades invariables. Por ejemplo, que se despierten a la misma hora, que se laven los dientes todos los días, que recojan su habitación en la noche, etc. Esto les crea una cotidianidad propia que no se paraliza ni cambia, lo que les dará un sentido de orden, seguridad y estabilidad.

Habla con tu familia

Asimismo, la psicóloga infantil Dyala Castro menciona la importancia de hablar sinceramente sobre tus padecimientos y los pasos que estás tomando, para que las hijas y los hijos sepan qué está pasando en el hogar. Lo anterior porque, efectivamente, ellos pueden sentir que algo está mal, y si no se les explica podrían asumir la culpa sobre esto, sentir enojo, tener malos comportamientos o no poder expresar o articular sus preocupaciones.

Para ello, puedes seguir estos pasos:
  1. Compárteles la información que tienes de lo que sientes o de la enfermedad en un lenguaje que puedan comprender según su edad. Esto ayudará a que empaticen con lo que estás viviendo y que entiendan que no es su culpa.
  2. Abre espacio a que te hagan preguntas u observaciones para que sepan que su punto de vista es válido.
  3. Procura no esconder tus sentimientos. Esto no sólo te ayudará a ti, sino que será el ejemplo para que ellos puedan expresarse también.
  4. Deja en claro que tu depresión no es su responsabilidad emocional. Es decir, que no tienen que estar todo el tiempo felices para que tú logres estarlo e incítales a manifestar sus verdaderos sentimientos.
  5. Por último, es bueno recordarles que eres un ser humano viviendo un proceso complejo, por lo que necesitas paciencia, comprensión y ánimo, en medida de lo posible. 

Claire Gillespie escribe para Vice que cree que su experiencia con la depresión la hizo mejor madre porque a partir de eso tiene una comunicación abierta con sus hijos, es muy sensible a sus emociones, y si bien menciona que a veces no tiene ganas ni de levantarse del sillón, sabe que ellos entienden que existen días malos: “Me muestro tal como soy y, a la vez, les enseño a ellos a hacer lo mismo. Les enseño que no pasa nada porque alguien llore, se preocupe de cosas sin sentido o pida ayuda”.

Incorpora actividades que puedas compartir

Uno de los pilares para cualquier tipo de rehabilitación es la comunidad. Durante la depresión, corremos el peligro de aislarnos demasiado, por lo que es necesario que tanto tú como tu familia tengan una vida social activa y no pierdan el sentimiento de pertenencia

Conforme comiences a sentirte mejor puedes incorporar actividades a tu vida como ejercicio o una buena alimentación, y con base en eso podrías incluir a tus hijas/os en algún interés que compartan, por ejemplo, salir a caminar, jugar con su mascota, realizar una actividad artística, practicar recetas de cocina, cenar siempre en familia, etc. La cuestión es que vean que estás trabajando en mejorar y que ellas/os pueden ser parte de eso.

Precisamente porque deseas lo mejor para las personas que quieres, la prioridad en este momento debes ser tú. Es muy difícil cuidar de alguien más si no te cuidas primero a ti, así que lo mejor es buscar ayuda, seguir un tratamiento y ser sincera/o con tus hijas/os, no sólo para que te acompañen y comprendan, sino también para que vayamos construyendo una sociedad donde los problemas psicológicos no sean un tabú o un estigma. Recuerda: ¡la depresión es tratable!

LÍNEAS DE ATENCIÓN

  • Línea de la vida (Secretaría de Salud)

800-911-2000

  • Red de Unidades de Atención y Prevención de la Violencia Familiar (UAPVIF)

http://www.equidad.df.gob.mx/vfamiliar/red_uapvif.html

CDMX (Número telefónico depende de la alcaldía) Coyoacan: 54-21-73-31

  • Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México

 http://www.inmujer.df.gob.mx/

58-04-46-00 ext. 2727

  • Instituto Nacional de Psiquiatría

http://www.inprf.org.mx/

56-55-28-11

  • Servicios de Atención Pisquiátrica de la Secretaría de Salud Federal

55-73-03-87 y 55-73-15-00

  • Hospital Psiquiátrico Dr. Samuel Ramírez Moreno dependiente de los Servicios de Atención Psiquiátrica

58-60-15-30 y 58-60-12-23

  • Coordinación de los Centros de Servicios a la Comunidad Universitaria y al Sector Social

 (UNAM)

http://www.psicol.unam.mx/Principal/

56-22-23-35

  • Línea UAM de apoyo psicológico por teléfono

55-58-04-64-44

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