No más drama en casa: 5 tips anti berrinches

Contener berrinches no es tarea fácil. ¿Cómo encontramos un equilibrio entre no fomentar ese show para llamar nuestra atención, a la vez de que les damos herramientas emocionales? Te  damos cinco consejos para lograrlo.

Los berrinches son normales en el desarrollo de los niños y niñas, pero la intensidad y frecuencia dependen de cada infante. Según la UNICEF, lo que esencialmente representan es tomar poder: “A veces, los padres, madres o cuidadores cedemos frente a estos berrinches y así generamos que nuestros hijos e hijas identifiquen los mecanismos para desafiar las reglas de la familia”.

La etapa con más berrinches se da del primero al tercer año. Hay elementos detectables que los pueden detonar, como el hambre o el cansancio, pero muchas veces aparecen cuando se siente enojo o frustración por no poder conseguir lo que se quiere, cuando se quiere poner a prueba un límite, y también por contradicciones emocionales.

Los berrinches son una manera en que los infantes canalizan sus sentimientos; así, el problema no es lo que sienten, sino cómo lo expresan. Por otra parte, es natural que a partir de los siete meses empiecen a explorar hasta dónde pueden desafiar los límites, según Child Mind Insitute.

Darles instrucciones para mantenerles a salvo, a la par de validar sus sentimientos, les ayudará a desarrollar independencia y medir las consecuencias de sus actos. Lo que debemos hacer frente a un berrinche es encontrar un equilibrio entre disciplina y espacio de expresión para enseñarles a usar su poder de sentir y actuar con responsabilidad, respeto y tranquilidad. 

Cómo entender un berrinche

Según la doctora Kristin Carothers los infantes están aprendiendo a comunicarse con un lenguaje oral que puede no estar lo suficientemente desarrollado para expresar sus sentimientos plenamente. Lo primero que debemos comprender es por qué la niña o el niño se está sintiendo así. 

Las frustraciones más comunes son hambre y cansancio, las cuales pueden evitarse manteniendo una rutina que les garantice tener estas necesidades cubiertas. Si este no es el caso, es bueno comenzar por respetuosamente hacer preguntas con respuestas de “sí” o “no”: ¿necesitas tomar agua, ir al baño, un abrazo? Sabiendo esto se pueden explicar los planes, decisiones o soluciones para darles seguridad, por ejemplo: ”ahora no podemos comer, pero llegando a casa preparamos pasta”. 

Cómo anticiparte a los berrinches

Es bueno notar cuáles situaciones desatan esta actitud para poder prepararte o esquivarlas. Por ejemplo, si ir al mercado hace que grite porque quiere comprar algo, entonces podrías restringirle esta salida e ir a solas. En caso de que no puedas evitarlo y notes que un berrinche se acerca, puedes distraerle con juegos, mirar el paisaje, decirle qué pasará después (ir a casa, bañarse, cenar, etc.), cosas que relajen un poco su mente.

Si sientes que un berrinche se aproxima, antes de que empiece puedes ofrecerle tratos de manera calmada. Digamos, si ya no pueden quedarse en el parque a jugar, decirle que podrá hacerlo en casa. Si aún así el enfado crece se pueden practicar algunas técnicas como respirar profundamente o contar hasta diez.

Cómo mantener la calma ante un berrinche

La pedagoga María Montessori afirmó que: “El adulto es guía, el adulto propicia el aprendizaje y, por encima de todo, el adulto es un modelo que se debe imitar y seguir”, por lo que se debe actuar de forma calmada, pero firme. Con tu respuesta al berrinche lo que en realidad haces es dar una lección sobre cómo sobrellevar un conflicto, así que evita alterarte, gritar, regañar, discutir, ponerte nerviosa/o o sentir vergüenza si estás en público; controla tus emociones, respira hondo.

Recuerda que parte de ser un modelo a seguir es no ceder a una mala actitud para no alentarla, así que no temas poner límites. Aunque pueda parecer frío, la disciplina es una manera de querer, porque estás enseñando lo que es correcto.

La salida nunca es la violencia

Aunque lo mejor es ignorar tranquilamente un berrinche, es muy importante detenerlo de inmediato si hay personas en peligro. Algunas actitudes violentas son lanzar cosas, patear, golpear, morder, etc. Según Guía Infantil, lo mejor es tomar al infante entre brazos hasta que se haya calmado, siempre de un modo pacífico, sin zarandear o gritar. La UNICEF complementa esto con otras acciones físicas como cargarle firmemente, llevarle a un lugar seguro, hamacarle o cantarle. También nos aconsejan sobre la contención emocional: “Si le cuesta salir de su rabieta y no sabemos cómo ayudarlo, podemos hacerlo diciéndole ‘Te voy a ayudar a que salgas de esto’“. 

Platícale cuando todo termine

Una vez terminado el berrinche es bueno felicitarle por haberse calmado y después, conversar al respecto desde el amor y el respeto. Se recomienda hablar sobre por qué has reaccionado ignorando el berrinche, qué es lo que estuvo mal en su comportamiento y por qué, así como posibles soluciones. 

Para esto puede ayudar darle la vuelta a una situación explicando no sólo por medio del “no”, sino también por medio del “sí”, según Child Mind Insitute. En vez de decir “las manos no se usan para golpear”, es mejor decir “las manos se usan para acariciar, abrazar, tocar suavemente, etc.”. Además, tener una comunicación abierta te permitirá conocer mejor a tu hija o hijo para prevenir o controlar futuros berrinches.

Todo comienza con ponerles atención para conocer su personalidad, necesidades, buenos y malos días, límites y gatillos. Trata de entender que los berrinches son normales y procura no juzgarlos, sino acercarte a ellos con empatía para que puedas construir un ambiente donde tu hija/o pueda expresarse de un modo calmado y respetuoso, mientras tu hijo o hija práctica el control de sus sentimientos y acciones. Estas relaciones sanas le darán la seguridad de poder comunicarse cada vez más y mejor.

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