Para que puedas apoyarle a disfrutar su educación, vida e inteligencia, te brindamos 5 herramientas para trascender la violencia que padecen las personitas más listas.
Hay muchas razones por las que personas altamente inteligentes pueden ser víctimas de violencia escolar: su desarrollo cognitivo no está en sincronía con el de los otros, tienen intereses muy específicos que podrían ser considerados “extraños”, sus emociones son muy intensas, tienen una alta creatividad, cuestionan paradigmas (por ejemplo, de género), tienden a la introversión, y muchas otras actitudes que, al no adaptarse a lo “normal”, les hacen un blanco fácil de burlas o marginación.
Según investigaciones internacionales, a nivel mundial el 64% de los infantes con inteligencia sobresaliente ha sufrido bullying escolar. Estas son cifras que suben drásticamente en la primaria y se ahondan en la secundaria.
Este caso particular de violencia se demuestra en diseminación de rumores, robo o maltrato de objetos personales, alienación o exclusión en dinámicas académicas como trabajos en grupo, actividades deportivas y sociales, como no recibir invitación para fiestas de cumpleaños.
Quizá el síntoma más notable de esta cultura del maltrato, sea la imposición a su persona de ciertas etiquetas como “la rara”, “el freak”, “la loca”, “el teto”, “sabelotodo”, “alíen” o “cerebrito”.
Según Ana Lucía Pesci Eguía, autora del artículo Prevención del bullying en México: el caso de los niños y adolescentes sobredotados, estas agresiones son provocadas por complicaciones dentro del salón de clase, desde la envidia, sentimientos de amenaza por parte del grupo, hasta la incomprensión e ignorancia por parte del profesorado. “La mayoría de los niños, niñas y adolescentes superdotados no están acostumbrados ni preparados para la agresión, la competencia social o aun las bromas no hostiles. Aunado a esto, el sufrimiento que les ocasionan las bromas acerca de su apariencia, su inteligencia o sus calificaciones puede ser exacerbado por la particular sensibilidad que tienen con los asuntos de moral y de justicia”.
Para que puedas apoyar a tu hija/o a trascender esta violencia, te invitamos a considerar lo siguiente.
1. Detecta el bullying
Lo primero para arreglar un problema es la detección. Un reto particular que menciona el estudio de la Universidad de Purdue, ¿Por qué los estudiantes sobresalientes son acosados por bullies? es que, en general, la personalidad de la población altamente inteligente hace difícil que puedan hablar al respecto. Ya sea porque asumen las agresiones como merecidas o porque sienten vergüenza de no poder arreglarlo de forma autónoma. Por ello, es muy importante al momento de notar alguna anomalía, conversarlo con ellos para encontrar soluciones.
Si tu hija/o sufre bullying puede presentar alguno de estos síntomas: es agresivo en el hogar, pero tímido en la escuela; mal humor cuando está de vuelta en casa; malestar, irritabilidad o tristeza; tiene ciertos “despistes” con frecuencia (como perder dinero, cuadernos, juguetes u otros elementos, lo que podría significar que se los quitan o roban); tiene heridas en el cuerpo, como moretones o raspaduras, pero no se las hizo jugando; no habla de amistades o las pierde; se aísla o se encuentra hipersensible (por ejemplo, llora mucho); no quiere ir a la escuela; muestra menos interés en estudios que antes le gustaban; tiene problemas para comer o dormir o presenta malestares físicos como dolores de estómago, cabeza o vómitos (u otros ligados a la ansiedad).
2. Hazle saber que no es su culpa
Muchas veces lo que sucede, en estos casos, es que los infantes consideran su inteligencia como un defecto. Gracias a que frecuentemente el bullying va dirigido hacia sus fortalezas académicas, comienzan a pensar que hay algo malo en eso. Esta vergüenza hace que escondan sus habilidades para no sobresalir, e incluso podrían llegar a considerar el acoso como un fracaso propio debido a las expectativas tan altas que generalmente tienen de sí mismos.
Por eso es muy importante que no dejen de creer en sus potenciales, y que sean conscientes de que la raíz de la agresión no es ni por quienes son, ni por su inteligencia. En un testimonio recabado por César Reveles, un adulto reflexiona sobre el bullying que vivió de niño debido a su rendimiento académico. Allí menciona que lo que le ayudó a salir adelante en la escuela fue “creer en mí mismo, en mis capacidades, creer que puedo superarme, no tanto por la competencia, sino para aprender cada día cosas nuevas”. Así que, más que nada, hay que procurar mantener su confianza y autoestima intacta.
3. Busca apoyo externo
Debido a que las personas arriba del promedio generalmente son independientes, es normal que no pidan ayuda porque piensan que deberían de saber o poder enfrentarse a eso por sí mismas. Además, cuentan con una sensibilidad muy profunda, la cual puede ser gravemente afectada por estas agresiones.
Esta combinación puede hacer que, al no sentir aceptación, traten de cambiar la situación, y al no lograrlo a pesar de todos sus esfuerzos, voluntad y consciencia, caigan en trastornos. Estos van desde dermatitis por estrés, hasta en casos más graves, bipolaridad, adicciones, autolesiones o pensamientos suicidas. Por lo tanto, es vital acompañar su proceso con terapia psicológica especializada que pueda ayudarle a expresar sus sentimientos y vivencias, a la vez que se le da seguimiento a sus habilidades particulares.
4. Encuentra el modelo educativo adecuado a sus capacidades
Muchas veces son los mismos profesores quienes no pueden satisfacer este potencial intelectual, y lo expresan a través de muchas acciones, como enojarse por recibir muchas preguntas al confundirlas como faltas de respeto, insubordinación o distracción. Aún más irónico, no permitir que participen en clase para “dar oportunidad” a otros estudiantes, o enojarse porque utilizaron un método diferente para llegar al mismo resultado. Así, una de las consecuencias más normales es la deserción escolar.
Debido a que el mensaje que reciben es que ir bien en la escuela genera alienación o agresión, pierden el interés en ella, y peor aún, en aprender, porque ¿para qué esforzarse en algo que implica problemas?
La solución no es abandonar la escuela, sino encontrar un modelo con personal capacitado que satisfaga sus necesidades intelectuales. Entonces, es recomendable buscar alternativas que respeten la unicidad de tu hija o hijo como, por ejemplo, escuelas especializadas, programas estatales desde la SEP, educación online o educación particular en el hogar, lo cual puede ser determinado con la/el especialista en salud psicológica que acompañe este proceso.
5. Cultiva sus intereses
El ser humano es un ser social. Necesitamos conexión afectiva y comunitaria. Afortunadamente, hay testimonios de personas que han sufrido bullying por su inteligencia en la escuela o que han encontrado un refugio en actividades extracurriculares donde, además de convivir y compartir con personas con intereses similares, sacian su avidez y curiosidad por el conocimiento.
Cultiven pasatiempos como la música, el teatro, el cine, el futbol, los idiomas, el ajedrez o cualquiera que sea su atracción, para recuperar su conexión con lo bueno que la humanidad puede ofrecer.
Las personas altamente inteligentes tienen muchas capacidades para comprender el mundo y transformarlo. Lo que merecen es una oportunidad para hacerlo. Bajo ninguna circunstancia una víctima de bullying es culpable de su agresión, o una persona inteligente es merecedora de ella.
Nada sería más grave que dejarlas a la deriva frente a esta violencia, así que ya sea el cambiar de escuela, brindar acompañamiento psicológico, impulsar sus intereses o los tres, pongámonos en el asunto.