Esto es lo primero que tienes que saber para considerar el método Waldorf

Este método educativo propone desarrollar “la cabeza, el corazón y las manos” de sus alumnos, a partir de las ideas visionarias y poco convencionales de su fundador, Rudolf Steiner.

Pensar no debe ser considerado como manifestar algo al contenido de la realidad.
No es más ni menos un órgano de la percepción que el ojo o el oído.
Así como el ojo percibe color y el oído percibe sonidos, así el pensar percibe las ideas.

– Rudolf Steiner

Depende del contexto en el que se te presente, la educación Waldorf es entendida desde una pedagogía cuya capacidad para desarrollar el pensamiento crítico está comprobada… hasta un método fallido dentro del cual tu hijo o hija jamás aprenderá a leer.    

La educación Waldorf se inscribe dentro del imaginario de las pedagogías alternativas y a veces se le compara con la pedagogía Montessori; sin embargo son vastamente distintas sus filosofías de aprendizaje. Pero, ¿de qué se trata realmente?

La historia de Waldorf comienza con Rudolf Steiner, un reconocido crítico literario, filósofo y esoterista nacido en Austria en 1861.  La popular historia cuenta que Emil Molt, dueño y director de la Compañía Cigarrera Waldorf-Astoria de Stuttgart, pidió a Steiner que diseñara un sistema educativo para los hijos de sus empleados.

A raíz de esta petición, Steiner condensó las ideas de su propia filosofía, la antroposofía, para generar una pedagogía que nutriera tanto la mente como el espíritu.  La antroposofía, o al menos los principios de esta que atañen al sistema educativo, consideran que el desarrollo humano necesita considerar no solo las facultades académicas, sino también las facultades anímicas y espirituales.

Por eso mismo, en los primeros años de formación se priorizan las actividades lúdicas, los juegos de rol y el contacto con la naturaleza por sobre las actividades académicas, por ejemplo. Asimismo, el desarrollo del sentido de comunidad y de las relaciones interpersonales también juega un papel fundamental durante la primera etapa del desarrollo.

Adicionalmente, se comienza a enseñar desde la segunda etapa uno o dos idiomas adicionales, ya que durante esta etapa será mucho más fácil para los alumnos aprender y desarrollarlos. Los idiomas varían ampliamente de escuela a escuela y de región a región.

La antroposofía se vuelve el corazón espiritual que yace bajo los principios pedagógicos de Steiner. Es una educación laica y aunque no se incluye en el currículum escolar, sí se cuelan sus conceptos base en el método.

La pedagóga Arve Mathisen, en su artículo Cómo enseño Antroposofía, matiza muchas de las cuestiones alrededor de esta ciencia, y su relación con la pedagogía Waldorf. A partir de la triada pensar / sentir / querer, una de las columnas base del método Waldorf, Mathisen enfatiza la percepción del cuerpo humano «no sólo como una entidad física, sino también como un fenómeno psicológico y espiritual».

En este sentido, uno de los elementos más atractivos de la pedagogía Waldorf es el uso del arte como medio para la transmisión de su conocimiento. La escuela Waldorf de Cuernavaca, México, por ejemplo, apunta que «se procura el dominio de la técnica suficiente para conquistar la capacidad de expresión personal. La disposición de los materiales, su utilización precisa, la constancia en el esfuerzo diario devienen en la búsqueda creativa, pero firmemente regulada; no hay libertad sin límites».

El otro pilar que relaciona la antroposofía con la pedagogía Waldorf es la concepción de las etapas de desarrollo del ser humano por septenios, es decir, periodos de siete años. Estos septenios que marcan las etapas por las cuales los alumnos cursan su educación, de seguirse desde el jardín de niños hasta la educación secundaria, cumplen con incorporar mejor la pedagogía que proponía Steiner.

Sin embargo, hay que recalcar también que transferir a un alumno de una educación tradicional a una educación Waldorf en medio de alguna de las etapas, no presentará un conflicto para el alumno.

La primera etapa (hasta los 7 años)

Durante la primera etapa de formación Waldorf, que correspondería al kínder, los alumnos se desarrollan a través del juego, de las canciones, los cuentos y la danza, entre otras formas lúdicas de desarrollo, así como una mezcla de habilidades prácticas que incluyen cocina, limpieza y jardinería.

A través de estas actividades, se busca imbuir a los niños con la idea de que el mundo es bueno. Como ya se mencionó arriba, lo que se busca desarrollar durante esta etapa no es el ámbito académico, sino el ámbito social y anímico. Por esta razón, uno de los rasgos distintivos de la educación Waldorf es que los niños no aprenderán a leer o a escribir hasta la segunda etapa del desarrollo.

Sin embargo, vale la pena preguntarse si esto es un detrimento o un acierto. Después de todo, los niños no estarán alejados de las letras: a través de la poesía, los cuentos y las canciones comenzarán a desarrollar su habilidad de habla y escucha.

El otro rasgo importante de esta etapa es que los niños contarán con una maestra que los acompañé hasta el final de la etapa. Esto se hace con el objetivo de desarrollar un vínculo más cercano entre los niños y sus tutores, y de formar una suerte de relación familiar dentro del salón de clases que promueva el sentido de comunidad.

La segunda etapa (de los 7 años a los 14)

Durante la segunda etapa del desarrollo en la pedagogía Waldorf, se busca que los niños sepan que el mundo es hermoso. Durante esta etapa, más allá del currículo establecido por la SEP, se ahonda en temas como la mitología, las artes escritas, la biología, la nutrición y el álgebra, entre otros.

Desarrollar los cánones legendarios de las culturas y comunidades cercanas a la escuela es una forma de mantener viva la imaginación de los niños, que seguirá siendo desarrollada durante el periodo de educación primaria.

Es también durante este momento de la formación, que los niños aprenderán a leer y a escribir. Son dos motivos principales los que sirven de apoyo para este aspecto de la pedagogía. El primero es la creencia de Steiner de que el acercamiento a la actividad intelectual abstracta durante un primer momento del desarrollo afectaría negativamente a los estudiantes.

El segundo motivo es promover el amor por la lectura y la escritura con sus estudiantes. Por este motivo, antes de que escriban se les comienza a generar fascinación por los géneros literarios, a fin de que más adelante los estudiantes cuenten no solo con la capacidad para desarrollar sus propias ideas, sino también con la convicción para hacerlo.

La tercera etapa (de los 14 años en adelante)

Durante la tercera etapa de su formación, las materias más académicas comenzarán a tener mucho más peso dentro del curriculum. Sin embargo, los alumnos seguirán recibiendo clases relacionadas con las artes en todo momento. Si durante la primera y segunda etapa se buscaba construir el mundo como algo bueno y hermoso, durante la tercera etapa de formación se fomenta la idea de que el mundo es verdadero.

¿Qué significa esto? Regresando a la antroposofía, Steiner creía que era posible discernir lo verdadero en el mundo. Así, se habla de las “formas verdaderas”, las cuales son recreables y creables. Es decir, se puede llegar a recrear o crear una forma verdadera tanto a través de la música como a través de la literatura o de la danza.

La motivación durante esta etapa es generar individuos críticos que puedan desenvolverse con libertad en el mundo teniendo siempre un sentido moral y ético de la responsabilidad. La veracidad del mundo radicará entonces en la forma en que los niños se desenvuelven dentro de este, sus percepciones de este y su criterio para juzgarlo y actuar acorde a sus propias motivaciones y sentires.

Si bien muchas de las ideas de Steiner se pueden caracterizar por estar arraigadas a su época, hoy en día, la pedagogía Waldorf es una de las corrientes de educación alternativa más difundidas a nivel mundial, contando con centros educativos en más de cincuenta países.

Aquí la valoración es de cada quién: si nos concierne que el espíritu humano pueda ser libre, si nos interesa su capacidad de transformar, o si la transformación viene del rigor académico e intelectual. Estas son preguntas que madres y padres tendrán que hacerse al considerar una educación Waldorf para sus hijos.

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