No existen los padres perfectos, te vas a equivocar y está bien

Cuántas veces has escuchado la frase: “tu mamá/papá lo hace sólo por tu bien” o “un padre nunca se equivoca”. Es hora de aceptarlo: no es verdad. Un padre o una madre, igual que cualquier otro ser humano, se equivoca. Comete errores aun cuando piense lo contrario y es normal: tus padres tienen tanto derecho a equivocarse como tú como madre/padre y por lo tanto, tu hijo (a).

Ningún ser humano hace nada por nadie sin antes pasar por sus propias emociones y beneficios. Es decir, cuando tu hijo sale de fiesta y tú le pides que se cuide antes que pedirle que se divierta, ¿por qué lo haces? Porque antes que pensar en él o ella y en que la pase bien, estás pensando en ti, en que esté bien, en que se cuide porque si le llegara a pasar algo malo a él o ella, tú vas a sufrir.

¿Te das cuenta que antes que pensar en él, piensas en ti? Por ello deja de poner a tus hijos como excusas para hacer o no hacer algo. Ellos van a entender tus decisiones, hayan sido acertadas en su momento, o no. Ser padre no te convierte en una persona dependiente de otra, sino en un ejemplo para tus hijos.

Dejemos de pensar que los padres son perfectos y únicamente hacen todo por el bien de sus hijos. La perfección no existe; es únicamente un juicio de valor que se mide desde la historia de cada persona: lo que para mí es perfecto quizá para ti no lo sea y viceversa.

Así que no, los padres no son perfectos. Debes empezar a trabajar en tus parámetros de valor: qué es para ti perfecto y qué no. Sobre todo, qué le estás transmitiendo a tus hijos y de qué manera lo estás haciendo. Si consideras que estás haciendo mal las cosas, entonces piensa en qué estás haciendo. No es lógico que todo lo hagas mal. Mírate en un espejo y pregúntate a qué vienen esas actitudes tuyas.

No juzgues: eso sólo está en tu mente

Ser padre es algo que aprendemos en el camino, escuchando a nuestros hijos, aceptando que son diferentes incluso a nosotros mismos. No los juzgues. ¿Por qué hay situaciones que en otros no nos molestan y en nuestros hijos sí? ¿Por qué será que nos cuesta tanto trabajo aceptarlos tal como son? Porque queremos que lleguen a la perfección que nos hemos imaginado, pero esa perfección solamente existe en tu cabeza.

Ser padres es algo que se aprende con el tiempo y con la práctica, pero definitivamente podemos entrar a la parentalidad desde un autoconocimiento pleno y profundo, entendiendo que para poder educar a alguien más es preciso conocerte a ti, tus límites, tus creencias, tus juicios y atenderlos o sanarlos. Pero ese es un tema del que les contaré después.

Conocerte, saber que cometes errores (como todos), te hará entender y aceptar que tus hijos también lo hacen y hará que el aprendizaje sea mucho más fácil, lo que beneficiará directamente a tus hijos al hacerlos entender que se pueden equivocar y cuentan con tu apoyo total para asumir las consecuencias y hacer algo por solucionarlo.

Afronta estas situaciones con tus hijos, pero hazlo desde la acción y no desde la persona. Él no es malo por no recoger sus juguetes, simplemente no lo hizo y eso es lo que está mal, no él. Lo mismo pasa contigo: no es que sea una mala madre o mal padre, es simplemente que no le llevaste a casa de su amigo porque pensaste que darían molestias. Lo que estuvo mal fue la acción, no la persona y si las tratas como tal, será mucho más fácil asumir las consecuencias de tus actos.

Dale a tu hijo la libertad y confianza de equivocarse como te habría gustado que te la dieran a ti.

Sobre la autora: Gimena Liberman

Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Anáhuac. Tiene más de 20 años de experiencia en coaching y está certificada como “Coach in Leadership and Management” por el Instituto de Capacitación en Coach en Buenos Aires, Argentina. Asimismo es Psicoterapeuta en Psicología Transpersonal por el Instituto de Psicología de la Ciudad de México. Y actualmente se encuentra estudiando una especialidad en Psicología clínica.

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