6 rápidos consejos para incorporar la lectura a la rutina diaria de tu hijos

Se sabe que leer es un gran hábito y que los beneficios de la lectura son muchos, ¿pero cómo logramos que tomen un libro en lugar del iPad?

Como cualquier práctica positiva en formación, la lectura requiere no sólo de ser constantes, sino de un gran esfuerzo mental; de mucha energía y concentración, más aún cuando niños. Para ello, preparamos seis rápidos consejos que tu hijo disfrutará en el proceso y que le ayudarán a convertirse en un lector.

Las prácticas que sugerimos van en relación al acondicionamiento del espacio y de la mente. Con esto buscamos suavizar el desafío de la lectura, pero sobre todo, estimularla. Queremos acompañarte en este proceso desde lo gentil; orientar la lectura en las nuevas generaciones hacia el camino opuesto de la obligación y el aburrimiento.

1. Lee con ellos

Este es el consejo más importante de todos. Un hábito es lo que hacemos diariamente: si leemos en conjunto con ellos y construimos un culto a la lectura y al libro, estaremos dándoles argumentos positivos que los convertirán en lectores.

2. Espacio de lectura

Crea o acondiciona un lugar para que tu hijo pueda leer. Puede ser un rincón con potencial; conseguir una silla cómoda para él/ella, una lámpara con buena luz y un pequeño librero para que empiece su biblioteca. El objetivo es crear un ambiente cómodo en donde pueda concentrarse, para que el niño se predisponga física y mentalmente a leer una vez al día. Y si le gusta y se apropia del espacio más seguido, ¡qué mejor! 

Claro que también se puede improvisar. Disponer de una hamaca en el jardín, un sillón o una silla en la mesa, funciona. Lo importante es que relacione ese espacio, durante unos minutos, con leer. 

3. Tiempo de lectura

Asigna un horario todos los días para leer con tu hijo, ya sea juntos o individualmente y fija un tiempo de lectura. Empieza por 10 minutos al día e incrementa poco a poco. También puedes guiarte por extensión: 10 páginas, un cuento o un capítulo diario, según su capacidad de atención e interés inicial. 

Es importante que sepa cuánto leerá ese día para que prepare su concentración, pero enúncialo no como obligación, sino como parte de la actividad: “Después de comer, leeremos 10 minutos, ¿de acuerdo?” u “¡Hoy vamos a leer un cuento completo!”. No es bueno tratar la lectura como un intercambio o una condición: “Si lees 2 páginas te dejo ver la tele” o “No puedes jugar sin antes haber leído”.  

La actitud significa mucho. Si te muestras motivado (en vez de resignado, por ejemplo), tu hijo comenzará a relacionar el tiempo de lectura como algo disfrutable, un momento tranquilo juntos. 

4. El libro es un objeto de valor sentimental

La relación con el libro puede ser emocional. Si a ti te entusiasma visitar una librería o biblioteca y promueves dar libros como regalo, tus hijos también lo entenderán como demostraciones de afectos. Esta relación con lectura, o incluso con el libro como objeto, el niño lo aprende de su familia cuando ve que hay una biblioteca en casa y que papá y mamá, cuidan y valoran los libros. Tu hijo aprenderá que seguir leyendo es enriquecer su biblioteca personal, y que esto se relaciona con poseer algo importante y significativo. 

5. Ser el ejemplo

Los niños imitan también lo bueno. Si ven que papá y mamá leen frecuentemente y que tienen interés por la lectura, ellos se esforzarán también por leer. Si ven que sus papás viajan con un libro, que en sus tiempos libres leen un poco, que el libro es parte de los objetos personales imprescindibles al salir de casa, ellos empezarán a adoptar estos gestos de lector. 

6. Interesarse por su experiencia como lectura

No sólo es importante leer junto con los hijos todos los días y seguir su progreso de lectura, sino interesarse por su experiencia como lector infantil. Observar qué géneros le interesan más que otros, preguntarle por la trama y sus opiniones sobre los personajes o el final de su libro, por ejemplo. El hábito de lectura es tan importante como su interacción con ésta. 

La construcción del hábito de la lectura en tu hijo es, en un inicio, un trabajo de todos los días que, como viste, requiere más que sentarse a leer. Pero, la inversión de tiempo y esfuerzo traerá una recompensa inigualable para el resto de su vida. Te recomendamos consultar programas de fomento a la lectura infantil y talleres creativos que guían a los papás sobre cómo escoger mejor las primeras lecturas para los más pequeños, así como a involucrarse más intelectualmente en el desarrollo lector y literario de su hijo.   

Fuentes consultadas:

El lector literario de Pedro C. Cedillo

La experiencia de la lectura de Jorge Larrosa

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