El término ansiedad puede ser difícil de comprender. Se trata de un fenómeno muy común en el adolescente, por lo que es necesario tomarlo con seriedad. Hablemos de la ansiedad para ayudar a los jóvenes —y de paso a nosotros mismos— a prevenir una crisis.
La palabra ansiedad pertenece al contexto del siglo veinte. Puntualmente es en los años ochenta que se populariza en conjunto con la consciencia sobre la salud mental. Esto no significa que antes no se experimentara, pero sí que su visibilidad e incidencia se ha incrementado.
A esto podemos atribuirle aspectos como la velocidad con la que tenemos que movernos y producir en mundo capitalista y globalizado. La ansiedad tiene que ver con un estado de alerta que impacta nuestras mentes y cuerpos ante futuros problemas o incertidumbres. Suena muy particular a nuestra época, ¿no?
Lo anterior nos ayuda a entender por qué los jóvenes en tránsito a la adultez y, aún peor, los adolescentes que están viviendo su pubertad en medio de una pandemia, encuentran la ansiedad tan familiar.
La ansiedad es, hasta cierto punto, deseable y entendible. ¿Quién está exento de vivirla en condiciones tan líquidas como las que vivimos?
Aquí te proponemos algunas ideas que como madre o padre puedes llevar a cabo cuando tus hijos empiezan a manifestar rasgos característicos de ansiedad. Cabe recalcar que estos consejos no serán muy útiles cuando se trata de ansiedad crónica (en este caso, lo mejor será ver a un especialista).
A pesar de que la ansiedad es un síntoma incluido en varios desajustes mentales como el Trastorno Obsesivo Compulsivo, también es una cualidad humana muy útil e incluso, deseable.
Es difícil entender de qué se trata cuando no se ha vivido algo así, pero debes saber que todos la podemos experimentar. La ansiedad es un mecanismo evolucionado de adaptación que nos anticipa de algún peligro, consideran los especialistas como Thyer B.A. en su libro Tratando trastornos de ansiedad. De aquí, lo útil que puede ser cuando efectivamente estamos viviendo una amenaza, no cuando los peligros sólo están en nuestra cabeza.
Síntomas para poner atención
A grandes rasgos, este segundo ejemplo es lo que ocurre para considerar ya un problema de ansiedad: cuando entramos en un estado de alerta innecesario a peligros inexistentes. Esto significa que la ansiedad patológica existe cuando el cuerpo reacciona a un falso estímulo sin poder regularse o adaptarse. Juan Carlos Ortega y Zubeidat Ihab describen algunos síntomas que caracterizan la ansiedad patológica en su investigación Ansiedad, angustia y estrés: tres conceptos a diferenciar:
“(…) un sentimiento desagradable de terror e irritabilidad, acompañado de fuertes deseos de correr, ocultarse y gritar, presentando sensaciones de debilidad, desfallecimiento y desesperación para el individuo. También, puede haber un sentimiento de irrealidad o de “estar separado” del suceso o la situación.”
Desde pensamientos distorsionados hasta vómito, mareos, falta de aire, escalofríos y temblores son algunas de las señales que también se aprecian antes o durante una crisis de ansiedad.
Una verdadera caja de herramientas
Como mencionamos, la adolescencia puede atraer este tipo de síntomas, al ser esta una etapa en la que estamos sumamente vulnerables e inciertos sobre el futuro. Si a esto le sumamos los cambios forzados que vivimos desde la contingencia de salud, el resultado es casi seguro: un adolescente ansioso en casa.
Lo que genera este constante estado de alerta, es la suma de muchos pensamientos negativos. Es como si los adolescentes se situaran de lleno en temores por el futuro o por ser aceptados y renunciaran casi por completo a estar presentes.
A partir de esto, el artículo ¿Cómo crear una caja de herramientas que ayude a los adolescentes a afrontar la ansiedad? de la revista Raising teens today, propone construir una caja de estímulos para contrarrestar la ansiedad. Se trata de algo así como un recordatorio de que hay cosas más primordiales en las que poner atención, así como una muestra de afecto que un adolescente con ansiedad puede apreciar.
La idea es que tú solo o en conjunto con tu hija o hijo, pongan ejercicios para los cinco sentidos dentro de una caja. Que el adolescente emplee conscientemente el sentido de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, facilitará que esté aquí y no en la ansiedad de lo que ve o no ve por venir.
Una caja de herramientas contra la ansiedad para tu hija o hijo adolescente
GUSTO
Hazlo a la medida de tu hija o hijo. Incluye en la caja los alimentos no perecederos o de amplia duración que le gusten más. Por ejemplo, puedes incluir polvo de chocolate para malteadas en vez de una barra de chocolate pues dura más, su sabor de té favorito o lo que ellos identifican como sabores favoritos.
VISTA
Comenta junto con ella o él los recuerdos más felices que tiene e incluyan en la caja fotografías alusivas. Puede ser una foto de un viaje familiar, de su mascota o de algún cumpleaños en específico. Hay tantos estímulos visuales que pueden pensar en frases significativas e incluirlas, trofeos, piezas de arte favoritas, en fin, cualquier cosa que puedan observar y contribuya a llevarlos a un buen lugar emocional.
TACTO
Una pelota antiestrés, un poco de arena de mar, plastilina y otros elementos con textura son una gran idea. Sin embargo, como suscribe la revista Raising Teens Today, el tacto o estar en contacto con nosotros mismos puede ejercitarse por medio de la escritura. Un diario dentro de la caja es un imprescindible. Así el adolescente puede escribir sobre lo que siente y aliviar un poco la ansiedad de ello al hacerlo consciente.
OLFATO
Intenten ser lo más específicos que puedan en esto. Los olores son herramientas impecables para llevarnos a buenos o malos recuerdos. Pídele a tu hija o hijo que te comparta qué de sus buenos recuerdos están acompañados de un olor en específico o pregúntales por qué cierto olor les gusta tanto. En un primer momento, las velas aromáticas son un recurso muy valioso para la caja, pero no hay una receta, también puedes incluir olores como el del vinagre según sea el caso.
SONIDO
Hoy en día, la respuesta sería hacer un playlist, pero también tiene encanto el hecho de que la música pueda habitar en una caja. Grabar un disco con tu hija o hijo según sus preferencias, también será una actividad muy significativa que tendrá todo el valor para incluirlo dentro de sus herramientas emocionales. Los sonidos de la naturaleza también son una gran opción. Por ejemplo, si van de campamento algún día pueden grabar los sonidos del ambiente y volver eso un recuerdo feliz que sea útil a la hora de que aparezca la ansiedad.
La ventaja de crear esto de la mano de tus hijos es que se puede hacer lo más preciso y afín posible con la personalidad de cada uno. De repente, podría parecer una actividad cursi, pero todo tendrá la cara que deba tomar. Quizá se trate de una caja llena de lodo porque está escondida en el jardín o una caja muy adornada en el armario, o una cajita sobria tamaño bolsillo para toda ocasión.