Que padres e hijos necesitamos perspectiva de género se hizo muy evidente ¡con la pandemia!

Parecen dos eventos inconexos, pero el encierro derivado de la cuarentena hizo más urgente la necesidad de educarnos, hijos y padres, en perspectiva de género. Estas son las razones.

“A mí me va fantásticamente en esta pandemia, me he vuelto muy productivo durante el encierro. ¡Imagínate! Yo estoy en mi casa, me levanto a la hora que quiero y me pongo a trabajar. Ahora sí me concentro y hasta me he puesto a hacer ejercicio”. Esta experiencia la relató un académico universitario a Norma Baca Tavira, doctora en Geografía y profesora investigadora en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM). Ella estudia el tema de género desde la Geografía Económica, rama que relaciona la actividad económica con el lugar y la cultura que la lleva a cabo.

La especialista contrasta esta vivencia con otra muy diferente que le platicó una colega universitaria. Ella externó que el encierro la había anulado profesionalmente: las tareas de hogar y el cuidado de sus hijos la absorbieron por completo.

¿Por qué para un hombre la pandemia parece un sinónimo de relajación y crecimiento mientras que para una mujer este escenario se ha vuelto el cementerio de sus intereses laborales? Según Norma Baca Tavira, este periodo de cuarentena se ha vuelto una muestra extrema de las condiciones en las que nos hemos desarrollado. Si en los espacios familiares la presión hacia el cuidado de los integrantes de la familia y del hogar suele ser recaer sobre las mujeres, en este periodo de aislamiento eso se ha magnificado.

En 2019, los resultados de la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo, hecha por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), revelaron que las mujeres mayores de 12 años pasaban el 67% de su tiempo realizando trabajo no remunerado en los hogares y el 31% trabajando para el mercado. Por su parte, los hombres mayores de 12 años pasaban el 69% de su tiempo haciendo actividades laborales y apenas el 28% haciendo tareas domésticas sin remuneración.

Pero en sólo un año, la disparidad en esas cifras se agudizó. En la Encuesta Telefónica sobre COVID-19 y Mercado Laboral, hecha también por el Inegi el año pasado, en plena pandemia, se reporta que en julio del 2020 el 69% de hombres mayores de 18 años hicieron labores domésticas. En cambio, el 94% de las mujeres realizaron esta actividad. Para Norma Baca esto significa que “los hombres no porque estén en casa se involucran más en las tareas del hogar, y son justamente los roles de género los que hacen que normalicemos estos índices”.

Lo que ha puesto en la mesa este periodo son algunas de las desigualdades de género más profundas que tenemos en la sociedad: las que tienen que ver con el uso del tiempo, con la división del trabajo y con la falta de importancia que le hemos dado a las labores de trabajo doméstico.

“Ahora ya no es la mamá la que se levanta a las 5 de la mañana y empieza a ordenar las cosas o a hacer el desayuno antes de que todo el mundo salga y después sale de su casa para ir a su trabajo; ya no existe esta ruptura”, comenta Norma Baca. Esta ruptura era significativa para las mujeres porque les permitía desligarse del hogar o de su trabajo, y operar desde lo individual. Ahora todo está concentrado e intensificado y las desigualdades provenientes del sistema de género son mucho más palpables.

¿Podemos hacer algo para exigir igualdad?

Según el doctor en Antropología y profesor de la Facultad de Ciencias Políticas de la UAEM, Felipe González Ortiz, un enfoque mucho más humano no le vendría mal a la sociedad. En entrevista, nos invita a construir relaciones basados en la escucha activa del otro. Según su perspectiva, estamos atravesando una crisis de empatía y de violencia en todos los sentidos y la violencia de género es un síntoma del estado actual del país.  “Actualmente nadie está dispuesto a escuchar,  todo el mundo quiere hablar pero nadie quiere escuchar… es como si entraramos en tu Twitter donde no existe el diálogo”. 

Norma Baca propone que la equidad de géneros podría venir si las mujeres reclaman un sistema de cuidados. Ella explica que actualmente tenemos una crisis de cuidados porque gran parte de la sociedad ha entrado en un proceso de envejecimiento, por lo tanto es pertinente preguntarse como población: ¿quién cuida y cuidará a los adultos mayores cuando los sistemas de salud están quebrados? “La respuesta actual sería que las mujeres… pero basar nuestras expectativas futuras y nuestro modo de vida en la inequidad sería sumamente desgastante tanto física como mentalmente.”

La doctora añade que es necesario apostar por la educación de las nuevas generaciones. Se debe formar a las nuevas generaciones con perspectiva de género en el contexto de la equidad, quitando de la mesa los estereotipos que conllevan los roles de género, esto principalmente en primarias y jardines de niños.

De esta forma lograremos hacer que los niños logren reconocer al otro como un igual y así conseguir eliminar las divisiones de trabajo por género y por último apostar por una cultura de autocuidado, ya que esto descargaría las labores que deben de ejercer las mujeres por el simple hecho de serlo.

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