9 argumentos que indican que estás haciéndole mal el almuerzo a tu hijo

En México, el lonche o lunch escolar es, en temas de nutrición, subestimado. Y ese es solamente el inicio del problema…

El lonche o lunch escolar se entiende, en el mejor de los casos, como un tentempié o refrigerio —una ingesta ligera entre el desayuno y la comida que evita que el niño tenga hambre durante clases—. En los peores, representa una tregua en su “dieta casera”, y se basa en productos procesados y chatarra. Y si no, las porciones son excesivas, imposibles de consumirlas en el tiempo que se les destina. 

En México, este alimento es, en temas de nutrición, subestimado. Los padres de familia tienden a resolverlo de tres formas:

  • La primera es que se enfocan únicamente en la realización de un recetario-semanario, donde predomina lo creativo y divertido, pero que generalmente está mal balanceado.
  • La segunda es que recurren a alimentos prácticos como son las tortas o los sandwiches.
  • La última es el dinero; le dan para gastar a su hijo, quien la mayoría de las veces hará una mala compra, al elegir unas papas o un refresco, según la oferta del comedor escolar.

En esta ocasión platicamos con la nutrióloga Betzabeth Orozco sobre la importancia del lunch en la dieta infantil y la cultura del lunch escolar en México, a partir de observaciones y recomendaciones generales del tema. Todos los entrecomillados son frases suyas en la entrevista.

1. El lunch no es el desayuno 

Los niños son personas en crecimiento y durante las horas escolares tienen alta actividad física y mental. Están en el momento más importante de su desarrollo físico, cognitivo y socioemocional. Por ello, no se recomienda elegir alimentos rápidos para el desayuno, como lo son el cereal o la leche con pan. Tampoco es sano pensar que el lunch es el desayuno, o que puede sustituirlo en ciertas ocasiones, ya que por sus características de porciones y horario, se parece más como una colación en la alimentación de adultos: “En un plan de alimentación, se consume el desayuno y la colación después de éste, regularmente a medio día, pero en uno infantil ese tipo snack sería el lunch. Cubrir sus necesidades requiere hacer un desayuno completo que incluya proteínas, grasas e hidratos de carbono. Para el lunch es distinto, se tiene que pensar en fruta y vegetales”. 

El sándwich sí es una buena opción de lunch porque el carbohidrato es el pan integral; la proteína es el queso y el jamón; y su verdura es la lechuga y el jitomate.

2. El niño come lo que se le enseña a comer 

Para tener éxito en la adaptación a un lunch saludable, hay que predicar con el ejemplo. “Cuando eres un niño comes lo que te dan, lo que te enseñan a comer. Entre más acostumbres a tu hijo a productos azucarados, mayor será su necesidad de éstos y su umbral de gusto por lo dulce incrementará con los años. Si ve a mamá y papá comiendo frutas y verduras, eventualmente formará parte de sus hábitos alimenticios”.

3. Una buena nutrición también significa una buena hidratación

Evitar los jugos naturales, las leches de cajita y las agüitas industrializadas, ya que en su mayoría tienen un contenido elevado de azucares añadidos. “Es importante enseñar al niño que las frutas se deben de comer y no tomar. Mi recomendación es optar por el agua simple o con algunas rodajas de naranja; el agua de jamaica, limón y pepino son otras buenas opciones. El niño va a aprender la importancia de hidratarse si ve que tú como papá tienes el hábito de tomar agua simple constantemente”. 

4. El papel de la creatividad en en lunch

¿Es cierto que un niño se tiene que divertir al comer? Sí, siempre es mejor que el niño relacione el sentimiento de felicidad con la hora de comer saludable y con los vegetales. La inventiva en la comida es adicional y en ocasiones la emoción por comer puede aumentar según el esmero creativo, pero es mejor invertir las energías en involucrar al niño en la preparación de los alimentos —en tareas de acuerdo a su edad y que no implique ningún riesgo— y hacer de ese momento algo divertido y familiar: “La creatividad y el cocinar juntos tal vez no es tan viable en el desayuno o el lunch, por los tiempos, pero sí en las comidas o los fines de semana. El niño se empezará a relacionar con los alimentos; los colores, las texturas, los sabores, los olores, pero más importante, conocerá sus propias porciones de comida, qué grupos de alimentos existen y cómo comerlos. Hay que explicarles por qué están comiendo lo que comen y qué les va aportar, en términos sencillos, y ya después optar por lo creativo, pero únicamente para hacer de los alimentos visualmente atractivos”.

5. El lunch escolar ideal

Esto es de acuerdo al perfil del niño, sus actividades y su entorno. Los tipos de lunch ideales para tu hijo serán según su plan de alimentación personal. “Recomiendo acudir a la asesoría de un profesional para que los papás conozcan cuál es ese lunch específico para su hijo y que les enseñen cuanta variedad hay en las preparaciones. Esto disminuirá la preocupación diaria de qué le voy a mandar de lunch. Alternar con lo salado y con lo dulce evitará que el niño se aburra y deje la comida, y mejor aún, no se tiente por probar-comprar productos procesados. Variar la preparación significa mejor alimentación”. 

Idea de lunch dulce: Un burrito con pan árabe, crema de cacahuate y partirlo tipo sushi. Se ve y sabe rico.

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6. ¿Y si mi hijo no come su lunch? 

Si no lo come un día, está bien. Lo importante es conocer el por qué, preguntarle el motivo: ¿Por qué no te lo comiste?, ¿no tenías hambre?, ¿te dolió el estómago?, ¿no se te antojó?. Regañarlos hará que relacionen el sentimiento de culpa o un error con no comer y tratarán de compensarlo comiendo más y eso puede ocasionar un trastorno alimentario compulsivo, como el sobrepeso y la obesidad. Lo recomendable es explicarles las consecuencias de no comer el lunch, los nutrimentos que están evadiendo y cómo les afecta en sus actividades escolares: “Decirles que no tendrán tanta energía para sus actividades físicas, que estarán más cansados y distraídos durante clase y que se pueden desmayar. Los niños entienden muy bien. Por esto no hay que olvidar el desayuno, es la única garantía que tiene el papá de saber que su hijo comió algo hasta que lo vuelva a ver. Si el niño prefiere jugar que comer en su hora de descanso, recomiendo lo más rápido y práctico, un lunch gigante no es atractivo”. 

Tip: Si no come lo que le mandas, pregúntale por qué y qué se le antoja. No imponer ningún alimento, mejor buscar alternativas de preparación. 

7. Un lunch rápido y nutritivo

Se vale economizar tiempo en la preparación del lunch y no quebrarse la cabeza, para ello podemos recurrir a algunos productos del supermercado, pero siempre y cuando sus ingredientes sean de la mejor calidad. Las verduras o frutas congeladas (y ya desinfectadas) son una opción rápida y saludable, sólo hay que cerciorarse que en la información nutrimental no se lea algún aditivo como azúcares, sodio u otro ajeno al producto. Otra buena alternativa es el yogurt, sin azúcar añadida y sin edulcorantes. Lo que se debe de consumir en menor proporción y esporádicamente son las gelatinas, y las galletas y el pan de empaque.

8. Sobre la nutrición pediátrica

Que tu hijo visite al nutriólogo, en cualquiera de sus diferentes etapas de desarrollo, no significa ponerlo a dieta, sino comenzar con su educación de la alimentación. Aprenderá desde niño la importancia de alimentarse saludablemente y, lo más importante, ayudará a la prevención de enfermedades y trastornos —como desnutrición, bajo peso, sobrepeso y obesidad—. 

9. Construyendo un hábito 

Ir al nutriólogo significa comer bien y tener un estilo de vida saludable. La doctora menciona que “hay que trabajar los buenos hábitos sustentables y duraderos de los niños para que, cuando tengan que responsabilizarse de su propio cuerpo y alimentación, puedan elegir lo mejor para ellos. Ir al nutriólogo es acudir a una orientación de recetas, más no de adquirir una dieta para fines estéticos. Que el niño aprenda a comer significa evitar trastornos alimenticios en la adolescencia, no asociará la buena alimentación con un matarse de hambre. Tendrá una mejor relación con su cuerpo y será inteligente frente a los estándares. Hay que enseñarlo a amarse, a no compararse y la importancia de la constancia y la salud”

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