¿Tu hijo adolescente quiere un vape? Mitos de los cigarros electrónicos que debes saber

Los “vapers”, o cigarrillos electrónicos, encontraron a su mejor público entre menores de edad. Pero los argumentos que tu hija o hijo usa al querer convencerte de que lo dejes “vapear”, son rebatibles. 

Intentaste disuadir a tu hija o hijo adolescente aplicando la psicología inversa: “Puedes probar el tabaco mientras no lo hagas a mis espaldas. Pruébalo para que se te quite la curiosidad”. Y el resultado fue el esperado. Claramente tu hija o hijo no iban a encontrarle el gusto a los sabores amargos, quemados, invasivos y mareadores del cigarro tradicional… al menos no mientras tú mires, no en la primera oportunidad. 

Pero el cigarrillo electrónico es una historia distinta. A pesar de que el acto de no oponernos a que prueben el cigarro una ve, abona a la confianza que se construye entre padres e hijos y contribuye a destruir el valor de lo cool o misterioso que tiene fumar un cigarro en el imaginario de los adolescentes, este proceso se ha complicado desde que los vaporizadores aparecieron en el mercado.

Solía ser una buena estrategia la idea de ponernos del lado de nuestros hijos, cuando tenían la inquietud sobre fumar. Podían comprobar que el cigarro sabe y huele verdaderamente mal (al menos cuando se es tan joven y el paladar no está acostumbrado). Y decimos “podían”, porque las cualidades de un vaper vuelven el consumo de nicotina en un juego de sabores y colores. 

Ahora, un fumador de cigarrillo electrónico puede no haber consumido cigarros tradicionales antes.

La industria de estas maquinas de humo modernas, se las ha ingeniado para ganar popularidad entre los más jóvenes aunque defiendan que no es así. 

Como escribe Katherine Martinelli en su artículo para Child Mind Institute, El uso de JUUL y otros cigarrillos electrónicos altamente adictivos se está disparando entre los jóvenes: “A pesar de que las compañías de vapeo niegan rotundamente que estén dirigiendo su publicidad hacia los jóvenes, los críticos señalan características en sus anuncios, como imágenes y colores juveniles, animación, actores que parecen tener menos de 21 años y sugerencias de que vapear los hace más felices y mejora su estatus social.”

Que los jóvenes relacionen algo como su identidad con el uso de estos aparatos es riesgoso desde varios lugares. La cantidad de nicotina que un cigarro electrónico puede liberar es la misma que la de una típica cajetilla, mientras lo atractivo o prometedor que puede parecer para los nuevos fumadores el consumo de este producto, es considerablemente mayor por las estrategias comerciales alrededor de ellos y las pocas regulaciones que existen para su venta.

Estos son algunos de los puntos sobre el consumo de los vapers que arremeten directamente contra la salud de los adolescentes (a pesar de lo que ellos te digan):

Banalizar el acto de fumar

Un joven con un cigarrillo electrónico puede ni siquiera estar consciente de su alto consumo y jamás asociarlo con un vicio. De esta manera, el vaper puede estar normalizando o banalizando el consumo que antes era evidentemente ilegal en menores de edad. No dejará de ser una droga que modifica y afecta el desarrollo de los menores. 

Compuestos dañinos

El American Cancer Society describe que los compuestos orgánicos volátiles presentes en el vapor de los cigarrillos electrónicos, pueden provocar repercusiones casi paralelas a las que implicaría el consumo frecuente de cigarros tradicionales. Es decir, irritación en los ojos, la nariz y la garganta, dolores de cabeza y nauseas, tanto como daño en el hígado, riñón y sistema nervioso.

De igual manera, en el artículo ¿Qué sabemos acerca de los cigarrillos electrónicos?analizan la presencia de químicos tóxicos en los saborizantes: “Los estudios han demostrado que algunos de los sabores contienen diferentes niveles de un químico llamado diacetilo que se ha relacionado con una enfermedad pulmonar grave llamada bronquiolitis obliterante.”

Un último punto muy relevante para esta revista especializada en cáncer, es la sustancia formaldehído que, mencionan, puede formarse si el líquido de un vaper se sobrealimenta o no alcanza el elemento calefactor conocido como “dry-puff”.

Irritación pulmonar

Los Eg-cigs, Ands, e-hookahs, mods, cigarrillos electrónicos tipo bolígrafos o dispositivos de memoria USB, pueden causar irritación pulmonar similar a la que se observa en fumadores de cigarros o personas con enfermedad en pulmones. Además, ser fumador de vaper disminuye células vitales del sistema inmunológico, apuntan en Child Mind Institute.

Tendencia a la adicción

Los adolescentes son más susceptibles a la adicción que los adultos, apunta Martinelli. Esto porque sus cerebros todavía están en desarrollo. El consumo de drogas y alcohol durante este periodo de la vida se vuelve un riesgo mayúsculo debido a la facilidad con la que el cuerpo puede entrar en un estado de dependencia o costumbre. 

Además, este producto tiene todo para ser un objeto de deseo entre los más jóvenes. Desde la imagen de irreverencia asociada a quien fuma hasta la gama de sabores y olores dulces que existen para los vapers.

Podemos agregar elementos a la lista que abrillantan este producto para nuestros adolescentes como el hecho de que son versátiles en su diseño, habiéndolos en forma de cigarro cuando también en forma de pluma o incluso de algo más discreto.

Existen 8000 aromas diferentes dentro de los cuales un adolescente puede elegir a la hora de querer fumar de un cigarro electrónico y muy poca información a la mano sobre las implicaciones de su consumo en su salud.

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