Andrew y Dafne, con 25 y 18 años, son adultos superdotados; es decir, su coeficiente intelectual es muy superior al promedio. No alcanzaron el éxito solos: sus padres fueron pieza clave en su formación. Aquí te explicamos algunas de las prácticas que llevaron a cabo para potenciar el talento de sus hijos.
Matilda, película estrenada en 1996, nos contaba la historia de una niña cuya inteligencia superior al promedio hacía que fuera capaz de mover objetos con su mente e incluso elevar personas por el aire. Gracias a este largometraje, varios niños nacidos en los 80 y 90 tuvimos el sueño de ser diferentes y destacar como lo hacía la protagonista. Seguramente más de uno tratamos de mover algunas cosas con sólo pensarlo. Creo que todos fallamos.
Recordé este episodio de mi niñez mientras Dafne, quien es la persona más jóven en recibirse como psicóloga, sonreía en la entrevista y me recordaba que, si bien es cierto que no hay muchos niños superdotados, el Centro de Atención al Talento, CEDAT, calcula que el 3% de la población infantil tienen esta característica. Claro que, si los sumamos todos, ya no resultan nada escasos: serían, en promedio, un millón de niños mexicanos, según las Estadísticas de sobredotación en México.
Historia de una familia extraordinaria
«Andrew fue el primero de nosotros tres», menciona Dafne. Ella continúa su relato apuntando la vivacidad de Andrew a muy corta edad: «Desde que era muy pequeño preguntaba mucho. Recuerdo una vez que una maestra le insistió en que escribiera algunas letras en el pizarrón y él le dijo que lo iba a hacer si le decía la distancia de la tierra al sol», apuntó.
Contrario a lo que muchas personas supondrían, el pequeño vivió algunos momentos amargos en la primaria, ya que sufrió de bullying no sólo por parte de sus compañeros, sino también por parte de algunos maestros. «Por mala conducta lo reprobaron y, aunque era muy listo, no era muy bien visto», cuenta su hermana menor. Sin embargo, esta experiencia hizo que sus padres confiaran en otro tipo de sistemas educativos (como el abierto) y fundaron el CEDAT, que ahora dirige Andrew desde el departamento de Investigación y Psicología.
Dafne comenta que algunas de las características que sus padres notaron en sus hermanos, les ayudaron a darse cuenta de que ella también posee una inteligencia superior. Entre ellas, aprender a leer y a escribir a muy corta edad por su cuenta, así como digerir conocimientos rápidamente. A sus 8 años, realizó una prueba psicométrica que comprobó las sospechas de sus familiares: ella es una persona superdotada.
Debido a que el Centro de Atención al Talento fue fundado cuando la menor de los tres hermanos tenía una edad muy corta, ella no asistió a clases regulares sino que aprendió gracias al sistema que habían diseñado su padre, Asdrúbal, y su hermano. Gracias a las investigaciones de ambas partes, Dafne es ahora un referente a nivel mundial ya que, además de que nutrió sus conocimientos, el centro académico y su familia cuidaron su desarrollo emocional, según el artículo Una familia de superdotados, del medio San Diego Tribune.
Los padres: la base de todo
Para Dafne, el apoyo de sus padres fue decisivo para su formación, ya que sin su ayuda, paciencia o flexibilidad no hubiese podido desarrollar sus talentos de forma libre. Ella cree firmemente que todo el mundo es talentoso en ciertas áreas, pero muchas personas aún no descubren su área.
«Creo que todos, sean superdotados o no, tienen áreas donde son muy buenos y esto lo pueden encontrar desde muy chiquitos o ya muy grandes. Estas se pueden hallar con la ayuda de los papás desde muy pequeños. Creo que aquí entra el apoyo de los papás en la educación de los niños en general». Dafne agrega que lo más importante para ella es que los padres realmente estén presentes.
Haciendo recuento de su educación, los momentos valiosos que vivió en familia, más su visión como profesional de la salud mental, ella nos menciona algunos de los aciertos que sus padres realizaron apoyándola. Aquí los enlistamos con el fin de que otros padres puedan potenciar el talento de sus hijos, sean superdotados o no:
1. Involucrarse
Pasar tiempo de calidad con los hijos hace que la relación sea mucho más significativa y que se formen lazos fuertes. Esto, además de ser saludable, hará que la confianza crezca entre ambas partes y los padres puedan guiar mejor a su familia.
2. Jugar con ellos
Además de reforzar la relación, jugar con los niños representa la oportunidad de conocerlos mejor y que ellos reconozcan sus intereses. Esto ayuda a que los hijos tomen mejores decisiones al momento de involucrarse con proyectos que ya reconocen que les llaman la atención.
3. Hacer de la infancia un espacio para aprender en cualquier momento
Dafne recuerda con cariño cómo sus padres siempre veían la oportunidad de explicarles a ella y a sus hermanos nuevas cosas. Por ejemplo, cuando ellos veían una película, su madre, Dunia, y su padre, Asdrúbal, les explicaban nuevas palabras o conceptos.
4. Darles confianza y apoyo
«Recuerdo cómo se me dificultaron algunas cosas en la maestría a pesar de ser superdotada y, aunque mis papás no me podían ayudar académicamente, siempre me dieron palabras de aliento», nos cuenta Dafne. Para ella este tipo de muestras es esencial para darles confianza a los hijos: es importante no darles malos comentarios cuando se les dificultan las cosas.
5. Escuchar los intereses de cada niño
En ocasiones algunos padres les ponen demasiadas actividades extracurriculares a sus hijos sin importarles que les interese el tema. Para Dafne esto debe cambiar, ya que los niños le pondrán un mejor empeño a los cursos o talleres que realmente ellos desean. Así harás que tus hijos ejerciten las habilidades que más les gusten para que, en un futuro, ellos puedan decidir volverse expertos en esos temas.
6. No limitar sus sueños
Dafne recuerda cómo sus padres pudieron no haber escuchado a Andrew cuando él a sus 12 años quiso entrar a Harvard. Sin embargo, gracias a que lo hicieron, ahora él cuenta con ocho licenciaturas y diversos estudios de posgrado. Para ella, dejar que sus hijos sueñen y apoyarlos para que logren lo que se propongan, es un gran acierto.
7. Ponerles metas y plazos
Si les interesa algo, animarlos a que tomen un curso al respecto y hacerles ver que será necesario ser constantes por al menos seis meses. Así, los más pequeños de la familia entenderán lo que es un compromiso y la importancia de finalizar las actividades que uno se propone.
8. Recordar que cada miembro de la familia es importante
Reconocer la importancia de cada miembro de la familia es vital para que sean agradecidos y generen amor propio, confianza y estima. Dafne recuerda cómo sus padres siempre reconocían la fortaleza de sus tres hermanos, así como sus talentos. Ella por su parte sabe que sin el apoyo económico y emocional de sus padres, no hubiese llegado a donde está hoy.
Dafne y Andrew son el camino recorrido de una familia que se interesa por la educación de sus hijos y, ahora, el antecedente para Delany, su hermana menor.
Estos tips son producto de la vivencia que tuvo Dafne con su familia, por lo tanto, estamos seguros de que si los pones en práctica con tus pequeños, surgirán cosas maravillosas en tu hogar.