Cómo elegir un plan de ahorro universitario y a qué edad comenzar

Según documenta The Value of Education, un análisis de datos del banco HSBC sobre la economía, el ahorro y el deseo de los padres de enviar a sus hijos a la universidad, el 58% de los papás en la actualidad, consideran que la educación universitaria de su país es incosteable. Al mismo tiempo, un 50% de ellos cree firmemente que sus hijos necesitan terminar un posgrado para tener verdaderas oportunidades en su área laboral. Estas cifras nos hablan de un contraste muy alarmante entre la realidad económica y lo que exige la actualidad del mundo profesional. En el contexto mexicano, donde el salario mínimo con fecha de enero 2021 se coloca en los 141.7 pesos, resulta casi utópico que los padres primerizos puedan contemplar un ahorro a largo plazo, pero es evidente que una inversión como la que requieren las universidades tanto locales como extranjeras pide de ellos que empiecen un plan sólido de ahorro “en cuanto antes, mejor”. Entendiendo que una educación profesional es la vía más segura para apostar por el bienestar económico de nuestros hijos a futuro, cuando no la que garantiza una respuesta a las necesidades de cada niño, veamos a qué conclusiones podemos llegar después de recorrer los pasos más necesarios a considerar para escoger el mejor plan de ahorro de entre los que ofrecen las grandes aseguradoras, un gran fideicomiso apoyado por tu estado o incluso, para poder construir un plan de ahorro propio que se acote perfectamente a sus necesidades como familia. Antes de comenzar, habrá que tener en cuenta que las complicaciones financieras no suelen ser extraordinarias, por lo que debemos confesarnos en equipo y cancelar la posibilidad de tomar del ahorro universitario para remediar las que se presenten durante el largo proceso de llegar a la meta. Ir un paso adelante es, por ejemplo, considerar el apoyo de las instituciones de gobierno en los primeros niveles de educación para poder ahorrar desde entonces. Es decir, optar por una buena educación pública como las guarderías y el kinder,   para contar con un colchón que invertir en grados posteriores como la preprimaria y así sucesivamente. Sabemos que es una completa azaña guardar dinero para algo que ocurrirá hasta dentro de los próximos quince años o más, pero la intención es que no te encuentres sobrepasado por los gastos escolares actuales, mientras miras a futuro. Hagamos entonces un plan sólido para evitar que sucumbamos a nuestra cuenta de ahorro ante la más ligera complicación. 

Primer paso: Habla con tu pareja o las personas que puedan apoyarte durante tu proceso de ahorro

Es muy afortunado si tú y tu equipo pueden ubicarse en el mapa de sus finanzas. Hagan un promedio de sus ingresos y gastos mensuales. Si su hija o hijo es muy pequeño, hagan una suma aproximada de los gastos más grandes hasta ahora y vean cuáles han sido realmente prescindibles para no volverlos a hacer y con base en este promedio, puedan estimar y sumar a la cantidad anterior, los gastos a corto plazo para el bebé. Estimen cuánto pueden destinar para el ahorro universitario, priorizándolo sobre otros ahorros, pues aunque es una meta a largo plazo, su beneficio es irremplazable (así como requiere mayor esfuerzo constante) en comparación al de estímulos inmediatos como la compra de un televisor o las próximas vacaciones.

Segundo paso: Proyecta costos universitarios

Según el Bank of America en su artículo Cuánto ahorrar para la universidad, habrá que tomar los siguientes parámetros para estimar el costo de la universidad:

1.- ¿Cuánto tiempo tengo de aquí a que mi hija o hijo esté listo para ir a la universidad?

Haz un cronograma de ahorros. Más tiempo significa más oportunidades para ahorrar y que esta inversión tenga el potencial de crecer. Si no es tanto el tiempo que tienes de aquí a que tu hija o hijo llegue al periodo universitario, tu ahorro mensual tendrá que ser más robusto. Pero no te desanimes, en caso de ser así, existe la opción de recurrir a un fondo de inversión apoyado por instituciones públicas o privadas para incrementar aunque sea un poco tus números mensuales.

2.- ¿Queremos una universidad pública o privada?

Ambas opciones requieren una inversión, aunque de montos distintos. Según el Instituto Mexicano para la Competitividad, el promedio de inversión para una universidad pública en México se sitúa cerca de los 30,000 pesos, mientras que una universidad privada demanda, en promedio, una cantidad 30 veces mayor, es decir, cerca de 900, 000 pesos de inversión. Revisa el artículo Cuánto cuesta una carrera universitaria en México para que encuentres costos puntuales de algunas universidades privadas en nuestro país.

3.- ¿Consideras la posibilidad de que tu hija o hijo estudie un tiempo en el extranjero?

Sin duda, cambiar de país durante la formación profesional, suma muchas experiencias como conocimientos benéficos para el desarrollo del universitario, al igual que gastos. Si tu respuesta ha sido que sí, tendrás que agregar a tu ahorro un monto destinado a gastos de traslado, alojamiento, comida y adicionales, considerando el cambio de moneda.

4.- ¿Consideras apoyarle en estudios avanzados?

Los posgrados hoy en día son más una necesidad profesional que un lujo. Conocer cuánta educación adicional se necesita en su ámbito laboral y cuánto podría costar, puede ayudarte a ti y a tu hijo a comprender el tamaño de su meta de ahorro para la educación.

5.- ¿En dónde se encuentran las universidades que están considerando?

No será lo mismo que tu hija o hijo asista a una universidad local, a que tenga que salir de casa para estar más cerca. Los gastos básicos varían según la zona en donde se encuentre la universidad, pues influye la movilidad que requiera para llegar hasta allí, el tipo de alojamiento, así como cambia el costo de la comida según el lugar. Por ejemplo, es muy diferente el costo de vida en un campus dentro de una gran ciudad a pesar de no necesitar auto, a los gastos que implica estudiar en una provincia donde la comida puede ser más económica, pero las distancias grandes y la movilidad deficiente. 

Considerando los puntos anteriores, pueden llegar a un total de gastos universitarios, considerando siempre que sin duda con el paso del tiempo, estos precios se inflarán aunque sea un poco.

Tercer paso: Consolidar una estrategia segura de ahorro

Los pasos anteriores te sirvieron para determinar aproximadamente la necesidad económica que demandará la educación universitaria de tu hija o hijo. A partir de esto podrás considerar si los rasgos de tu posibilidad de ahorro, se ajustan mejor a alguna de las tres opciones que mencionamos al principio del texto: un fondo de ahorro asistido (la CONDUSEF puede guiarte para hacer la mejor elección de ser este el caso), un ahorro apoyado en fideicomiso o un ahorro personal en el que recurres al fondo de inversión de tu preferencia para ayudarte a que crezcan los números. Lo más importante es que hayas dado el paso a planificar a futuro, pues ahora te inscribes en el escaso número de familias mexicanas que están preparándose para que sus hijas e hijos tengan mejores oportunidades en el futuro.

Otras consultas para que no tengas más dudas:

¿Cuál es el mejor fideicomiso en México?, Mexicana de Becas

Yuridia Torres, Tres opciones de ahorro para la universidad de tus hijos, El financiero

Cómo ahorrar para la universidad de mi hijo, Finerio

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