A través del ejemplo y de dinámicas divertidas, promueve buenos hábitos económicos en tus hijos para provocar la conciencia financiera de toda la familia.
Por Tania Langarica
Antes de pasar a darte ejemplos sobre cómo podrías incentivar a tus hijos para que ellos comiencen a ahorrar, es importante que entiendas esta verdad: las niñas y los niños no tienen idea de cómo funcionan las finanzas de sus padres, no importa el estrato económico en el que se encuentren. Tampoco importa lo enterados que aseguren estar al respecto.
Aunque sin duda hay avances conforme crecen, aún falta mucho por hacer. Según el Estudio Cultura financiera de los jóvenes en México 2014, menos de la mitad (47%) de los jóvenes entre 15 y 29 años tiene una cultura del ahorro formal.
Pensando en ello, después de leer Educación financiera en los niños: una evidencia empírica de Evangelina Cruz, Dra. en Educación, además de otros artículos periodísticos como este publicado por la Revista ABC, en donde revisan este tema, te damos ocho ideas que encontramos superutiles y proponemos porque nos funcionaron cuando éramos niños. Quizá mejoremos la baja estadística de buenas prácticas financieras en nuestro país, si entre todos empezamos a adoptar estas prácticas en casa.
1. Muéstrales cómo es que el dinero no crece en los árboles
Puedes empezar hablando sobre lo que implica tu trabajo, lo que haces en un día normal laboral, lo que no te gusta tanto y lo que más te gusta hacer. La idea es que los menores reflexionen sobre cómo tus actividades se traducen en dinero. Esto con la intención de que aprendan el valor del esfuerzo y el tiempo.
2. Hazles sentir el valor del trabajo
Déjales la puerta abierta a que se propongan ordenar un cajón de la cocina o regar las plantas. Motívalos ofreciéndoles también una remuneración por su trabajo. Las dinámicas que ellos mismos idearán para ganarse su propio dinero serán infinitas si tú pones el ejemplo. Esto servirá de incentivo para que ellos mismos quieran contribuir a la economía de la casa, quizá con su propio esfuerzo y tiempo.
Una buena relación con el trabajo, garantizará que los pequeños tengan el deseo de generar un ahorro. En vez de la visión del trabajo como obligación, facilitaremos que ellos lo conviertan en un juego cada vez más entretenido y complejo.
3. Dedica una salida a la compra de una alcancía
Puede ser el cochinito de barro que venden en la feria o una alcancía moderna de supermercado. La intención de que la salida familiar sea conseguir su primera alcancía, hará todo el significado para ellos. Es positivo que tus niños se fijen en cuánto costó la alcancía para que introduzcas el concepto de “inversión inicial” y puedan entenderlo como un préstamo, una aportación de tu parte que permitirá que ellos puedan tener su propio ahorro.
4. Programa las faenas del hogar
Programa mensualmente un día de trabajo colectivo en casa y reconoce la participación de cada niño con una remuneración. Este día al mes será cuando tengan que limpiar los rincones más escondidos, ordenar el clóset de los tiliches, es decir, hacer las tareas que nadie quiere hacer, por lo que puede ser una actividad emocionante si se convierte en la posibilidad de ganar algo de dinero para meter a la alcancía o comprarse el juguete que más les gusta.
5. Cambia los malos hábitos por dinero
Puedes ponerte de acuerdo con tus hijos y enlistar cosas que no les salen tan bien en su día a día (incluyéndote), sin que esto se vuelva un juicio. Si todos pueden ver con humor que quizá uno de los miembros de la familia siempre se despierta tarde, que otro siempre mancha el mantel, que alguno más siempre deja los platos sucios, entonces puedes reforzar el esfuerzo de tus hijos por cambiar de hábitos, proponiendoles que cada vez que les pase otra vez, tendrán que poner una moneda de 10 pesos en la alcancía comunal. Este guardadito de toda la familia podrá usarse cada tanto tiempo en un día de helado para todos o algo festivo, para volver a empezar.
6. No intervengas. Permite que ellos mismos se administren
Si eres de los papás que suelen destinar cierta cantidad a la semana o al mes para los gastos de sus hijos, permite que ellos administren su dinero. Una “mesada” será un reto más grande que recibir algo semanalmente, así como un gran ejercicio financiero. Estarás provocando que tus hijos tengan que planificar cómo reparten su dinero a lo largo de los días del mes y cómo pueden ahorrar un porcentaje para las cosas específicas que quieren o necesitan adquirir.
7. Sé ese banco de tus sueños. Práctica con ellos el 1+
La alcancía de tus hijos se llenará aún más constantemente si tú les haces una atractiva oferta. Imagínate que puedes proponerles que por cada peso que ellos logren guardar, tú les pondrás otro. Suena como un sueño hecho realidad.
8. Aliéntalos a crear la cosa que más les gusta consumir
Si la cosa favorita de tu niña o niño es el chocolate, la crepa de cajeta, la paleta de sandía o algo similar, aliéntalos para que ellos mismos aprendan a preparar su versión casera. Desde comprar los ingredientes juntos hasta pasar el tiempo en la cocina, puede ser un buen pretexto para hablar de inversiones y ahorros, pues el dinero que destinaban para comprarse el chocolate semanal podría ahora ir a la alcancía. De la misma manera, si tus hijos se vuelven expertos cocineros de su platillo favorito, puedes empujarlos a venderlo entre tus amigos o sus amigos y así generar otro polvito para el ahorro.
Listo, ¡manos a la obra! (o al dinero)
La repetición de estos estímulos contribuirá a que tus hijos se vuelvan buenos ahorradores. Relacionarse positivamente con el dinero, experimentar el trabajo de ahorrar y llegar al final de una meta específica como esta, hará que los menores valoren realmente lo que tienen, y aún más importante, que encuentren motivación en querer y desear cosas a futuro.
Antes de concluir, queremos apuntar la importancia de introducir el concepto de intercambiar a la par de ahorrar. El intercambio es una herramienta económica muy útil aunque subestimada en nuestra actualidad. Quizá no haya monedas de por medio a la hora de hacer un trueque, pero sí se puede ahorrar por medio de esta dinámica de comunidad. Inaugurar el concepto de intercambio o trueque entre tus niños y tu familia, ampliará su entendimiento del valor del trabajo y del dinero, tanto como llevarlos a conocer un banco. Al final de cuentas, hacer un ahorro es también cambiar nuestra manera de consumir y la forma en la que nos relacionamos con el dinero.