¿Tu hijo adolescente tiene autolesiones? Siete motivos que te ayudarán a entender

Por la falta de herramientas emocionales, los adolescentes pueden encontrar más fácil tratar o presenciar su dolor físico que el dolor emocional. Para ayudarles, primero hay que entenderlos.

Si estás presenciando que tu hija o hijo adolescente empieza a atentar contra su propia salud de alguna manera, se trata de un foco rojo que no puedes ignorar, pero que tampoco debes relacionar inmediatamente con un intento por quitarse la vida. En la mayoría de los casos, las autolesiones albergan un enorme deseo de vivir diferente, un enorme llamado de atención para quienes les rodean.

El cuerpo se vuelve para los adolescentes una vía más inmediata a manifestar lo que están viviendo, antes que las palabras o el trabajo emocional. Es así que los adolescentes pueden empezar con conductas como las autolesiones, ¿pero qué significa esto?

Lo primero que hay que saber es que las autolesiones son un síntoma de varios posibles problemas emocionales que no necesariamente tienden a un trastorno suicida. El principio que hace grande el espacio entre el suicidio y las autolesiones es el dolor como característica. Alguien que se autolesiona busca infringirse dolor, mientras que alguien que acude al suicidio busca que sea lo menos doloroso posible.

La adolescencia es el escenario común de este tipo de emergencias por el arduo trabajo emocional que implica. Sin embargo, según la investigación de Jesús Fleta en el texto Autolesiones en la adolescencia, la mitad de los jóvenes que se autolesionan están pasando por un trastorno mental. Vamos a repasar los seis motivos principales que podrían estar generando que tu hija o hijo lleve a cabo esta conducta:

1. Llamado de atención

Como padre, percatarse de que tu hija o hijo tiene lesiones físicas que ellos mismos se han generado, resulta una cosa tan alarmante como incomprensible y esto mismo puede ser el objetivo detrás. La búsqueda de atención o de afecto de un adolescente, puede manifestarse de la manera incorrecta. Si tu hija o hijo no esconde de ti sus autolesiones, podría tratarse de un llamado claro de auxilio, amenaza o incluso de manipulación, como explica la Sociedad de Pediatría de Aragón. 

2. Autocastigo

Cuando un adolescente tiene sentimientos de culpa (una tendencia tan propia a nuestra sociedad) o baja autoestima, podría manifestar su impotencia a tratar con estos sentimientos a través de la autolesión. Si percibes que tu hija o hijo se siente responsable de algo malo que pasó, no se siente suficiente o merecedor de cosas buenas, podría estar auto castigándose físicamente.

3. Evadir las emociones

Un malestar físico siempre toma protagonismo a pesar del malestar emocional. Las autolesiones pueden fungir como una herramienta que detiene el pensamiento e interrumpe los sentimientos. El adolescente puede haber encontrado en el acto de autolesionarse una forma de controlar sus emociones. Otro rasgo de esta categoría puede ser lo contrario: la tristeza y los pensamientos negativos pueden contribuir a que el joven quiera generar un malestar físico que sea congruente con lo que siente emocionalmente. 

4. Conducta parasuicida

Alguien que acude al suicidio, suele intentarlo muchas veces previas. Las autolesiones pueden ser el calentamiento de alguien que eventualmente intentará quitarse la vida, pero como dijimos en la introducción, se trata del menor de los casos, por las diferentes intenciones que sostienen ambos actos. De cualquier forma, no podemos restar la posibilidad ni retirar la atención que necesita cualquiera de las motivaciones que hagan posible una autolesión.

5. Necesidad de control

Si bien no podemos controlar a los otros o a lo que nos rodea, sí podemos controlar nuestro cuerpo. De aquí que este sea un motivo para la autolesión: mientras el adolescente no puede controlar sus emociones, se refuerza sintiendo que tiene poder sobre su cuerpo. 

6. Vacío crónico

Las carencias o vacíos emocionales pueden generar que el adolescente se sienta bloqueado, crea que no puede sentir. Ante la desesperación de no tener emociones, sentir dolor puede presentarse como un fácil antídoto que les recuerda que están vivos.

7. Trastornos mentales

Las autolesiones son catalogadas dentro del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría como “Afecciones que necesitan más estudio”. Sin embargo, están presentes como característica de los siguientes trastornos: T. Límite de la personalidad, T. De personalidad histriónica, T. Antisocial, depresión, bipolaridad, T. Obsesivo compulsivo, ansiedad, demencia, esquizofrenia, discapacidad intelectual, T. Lesch-Nyhan y autismo (entre los más comunes). 

Una autolesión también puede ser silenciosa, por lo que una vez que tenemos a la vista que el adolescente está pasando por alguna de las situaciones que describimos, será importante buscar señales. Las autolesiones más comunes ocurren a partir de la acción de cortarse, quemarse, pincharse, frotarse, arrancarse cabello (tricolomanía), excoriarse o incluso golpearse, con intención y en repetidas ocasiones. Es lamentable saber que estadísticamente, las jóvenes entre quince y veinticinco que forman parte de una institución, son más propensas a autolesionarse como resultado de las creencias sociales que sostenemos. De aquí que nos interese también mencionar que las zonas más comunes del cuerpo que eligen para autolesionarse son la parte anterior de los muslos y la cara dorsal de los antebrazos. 

Cuando un adolescente decide autolesionarse se trata de un claro llamado de alerta para los padres, algo así como un periodo de tránsito emocional, que de ser tratado con cariño y atención, mejorará radicalmente su salud mental y la relación que sostienen como familia.

Visita el artículo 6 actividades que ayudan a evitar que tu hijo adolescente se autolesione para saber más.

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