Tus hijos no están tan mal. Antes de mandarlos a terapia, ve a terapia tú

¿Cuántas veces hemos escuchado que debemos mandar a nuestros hijos a terapia? Y aunque esto es de lo más cierto, también lo es que nosotros como padres necesitamos ir a terapia antes que ellos para trabajar en nuestras propias emociones si es que queremos ayudar a nuestros hijos a que trabajen con las suyas.

Cuando vamos a terapia lo que estamos haciendo es conocernos, saber cuáles son las cargas emocionales que has traído a lo largo de tu vida. Por ello es mejor tomar terapia a la más corta edad. La terapia te provee de un espacio que es únicamente tuyo, hablas solamente de ti, puedes convivir contigo mismo y trabajar en la compasión y en la empatía no solo contigo, sino con el entorno que te rodea, incluyendo a tus hijos.

No está mal tener hijos sin haber ido a terapia, pero si ya lo has decidido, puedes acudir con un especialista que te ayude a comprender y a conocerte más, ya que entender al otro y comprenderlo es mucho más fácil si nos respetamos a nosotros mismos.

Cuando tú conoces tus alcances y los porqués de tus acciones, es más sencillo entender que todos somos seres diferentes con características que nos hacen ser únicos y, por lo mismo, que es poco probable que lo que para mí está bien, para el otro también lo esté. El respeto mutuo te ayuda a mejorar la convivencia no solo con tus hijos, sino en todas partes.

No repitas tus mismos ciclos en tus hijos

El principal problema al que nos podemos enfrentar cuando criamos hijos sin haber ido a terapia es a seguir repitiendo ciclos. O sea, si mi papá estaba frustrado, me educó desde ese lugar. Por lo tanto, yo crezco en un ambiente así y de ese modo educaré a mis hijos —quienes harán lo mismo con los suyos— por lo que el ciclo no tendrá un fin.

Asistir a terapia te ayuda principalmente a ver los monstruos que habitan contigo, hacerlos conscientes y dejar de lado las fantasías que nos creamos en la cabeza con el paso del tiempo, las inseguridades y los miedos. De procurar esto, la educación que le brindarás a tus hijos también será desde otro lugar, con una perspectiva diferente que te permite abrir tu mente y comprender lo que el otro, en este caso tu hijo, necesita.

Recuerda que las heridas que no sanamos para nosotros seguirán lastimando a quienes estén a nuestro lado de diferente manera. Así que si deseas que tus hijos sean niños felices, fuertes e independientes, comienza por asistir a terapia tú para que les permitas llevar la vida que te habrá gustado llevar a ti. Y brindarles la atención que ellos necesitan con comprensión, el cariño y el respeto.

Sobre la autora: Gimena Liberman

Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Anáhuac. Tiene más de 20 años de experiencia en coaching y está certificada como “Coach in Leadership and Management” por el Instituto de Capacitación en Coach en Buenos Aires, Argentina. Asimismo es Psicoterapeuta en Psicología Transpersonal por el Instituto de Psicología de la Ciudad de México. Y actualmente se encuentra estudiando una especialidad en Psicología clínica.

También te puede interesar:

-->